Mejorar la educación : aprendizajes desde la investigación educativa
Alejandra Falabella 212 De esta forma se ha ido trazando un «saber Simce» en contrapo- sición a un saber docente; un saber sobre cómo asegurar resultados positivos que se traduce en una «fórmula Simce», con un paquete de instrumentos y una seguidilla de pasos que llegan a la meta deseada. Ello conforma lo que he denominado zona de seguridad . En contraposición, se ha creado la zona de riesgo, en la que entra todo aquello que no asegura resultados exitosos. En esta zona está lo lúdico, lo no calculable, lo desestructurado, lo lento y lo incierto, y –por cierto– la atención a lo diverso, a los distintos ritmos, a los niños y las niñas con más dificultades de aprendizaje. Como decía un docente, «siento que estoy ‘perdiendo el tiempo’». En la era del accountability, la sensación de riesgo, de urgencia y de falta de tiempo es una constante. Como bien lo han destacado Stephen Ball (2003) y Carla Far- della y Vicente Sisto (2015), las políticas de rendición de cuentas no implican cambios solamente en las prácticas escolares, sino que tam- bién implican una transformación ética de los sentidos de la escuela y de la profesión docente. La política crea sofisticadas herramientas para expandir y profundizar aspiraciones y deseos de competencia. Ello ocurre más allá de la dinámica misma del mercado escolar de captar más matricula, de alcanzar mayores puntajes o de proveer más bonos para los docentes. Estas políticas tienen implicancias en la subjetividad de los actores escolares, en cómo se entienden a sí mismos, su autoimagen y estima profesional. Son tecnologías psicoemocionales que generan orgullo, placer y vergüenza, sumado a diversas narrativas de autojustificación. Son políticas que produ- cen regímenes de verdad respecto a lo que significa ser una «buena escuela», un/a «buen/a docente» y un/a «buen/a estudiante». Sin duda estos discursos son a la vez disputados y reinventados en el microespacio escolar. Los datos recogidos constatan, además, una pegajosa red de presión multidireccional de vigilancia, persuasión y responsabiliza- ción entre los actores de la comunidad escolar con el fin de lograr resultados favorables. Así, por ejemplo, se observan reuniones de motivación a los/as estudiantes y apoderados/as sobre «la importan- cia del Simce»; peticiones a apoderados/as de «colaboración en la casa» por medio de tareas con ejercicios tipo Simce o de «velocidad
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