Mejorar la educación : aprendizajes desde la investigación educativa

Cuando la evaluación crea el problema: las políticas de rendición... 211 confianza», «calidad es diversidad», «calidad es equidad de género», y a través de Twitter hace un llamado abierto a que todos opinen qué es calidad para cada uno bajo el hashtag «#calidad es». Se trata de la relativización de la calidad, una nueva fase discursiva, en una versión promiscua que juega con la tradicional visión positivista de calidad. La política de rendición de cuentas ¿generó mejoras? Los resultados de la política evaluativa bajo un modelo de altas consecuencias están lejos de lograr los beneficios esperados. En primer lugar, los estudios evidencian importantes tensiones profesionales, aunque estas varían de forma importante dependien- do del contexto y ethos de cada escuela. Estas políticas, en general, tienden a generar cierto sentido de orden y estructura en la gestión escolar, con «propósitos claros», instalando mayor sistematicidad en las prácticas de planificación, monitoreo y evaluación bajo la lógica de «gestión basada en evidencia». Incluso para los actores, algunos ámbitos que antes carecían de sentido y objetivos claros, ahora los tendrían; por ejemplo, el trabajo pedagógico de los niveles preesco- lares en que antes «solo se jugaba», las visitas de los supervisores a las escuelas en que «venían a puro contar anécdotas» o el tener ahora mayores expectativas de las capacidades de rendimiento de los/as estudiantes. Aunque lo anterior pudiese ser entendido como positivo, al pro- fundizar en el estudio de las escuelas se encuentra que ello contiene una trampa. Los dispositivos gatillan una racionalidad instrumental que permea el día a día en las escuelas, las microconversaciones y los más pequeños y sutiles detalles hasta decisiones cruciales de la gestión diaria sobre cómo y dónde invertir mayores recursos, ener- gía y esfuerzos. La lógica por el desempeño coloniza la escuela (o algunos sectores de la escuela) y a la vez genera dilemas y dudas, y entra en tensión con los propios criterios pedagógicos y éticos de los docentes. Estos resultados son consistentes con los señalados por otros estudios relevantes en el país, tales como los realizados por Jenny Assaél et al . (2014); Alejandro Carrasco y Germán Fromm (2016); y María Teresa Flórez (2013).

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