Mejorar la educación : aprendizajes desde la investigación educativa

Leonardo Vera Monroy 174 para el siglo XXI, sobre todo en aquellos contextos escolares más complejos por su diversidad y vulnerabilidad. Estas dimensiones son: • La redefinición de las responsabilidades de liderazgo en las escuelas. • La distribución del liderazgo en los establecimientos. • El desarrollo de competencias para un liderazgo educativo efectivo. • Las condiciones para hacer del liderazgo educativo una tarea atractiva. Sin duda, la primera de estas dimensiones es clave para el desarrollo de las otras, toda vez que si un país no se ha planteado seriamente el horizonte de prácticas que necesita que desarrollen quienes dirigen sus escuelas y –consecuentemente con esto– no ha generado un marco de condiciones que permitan su despliegue, no tiene sentido la pregunta por las competencias, la colaboración o las condiciones para el ejercicio del cargo. En este sentido, lo que algunos estudios sobre la práctica de los directores y las directoras en Chile –como el de Weinstein y Muñoz (2012)– nos muestran es que la autonomía no se traduce automáti- camente en mejoras si no hay mecanismos de apoyo adecuado y una delimitación clara de las responsabilidades de los/as líderes, definidas a través de una comprensión de las prácticas que permiten mejorar el aprendizaje. Para esto, las políticas educacionales deben apuntar a proporcionar mayores niveles de autonomía con el apoyo técnico, financiero y administrativo necesario. Esto implica redefinir las res- ponsabilidades de los/as líderes en las escuelas para abordar distintas dimensiones del mejoramiento de la enseñanza y los aprendizajes, lo cual se logra desarrollando nuevos modelos o marcos de trabajo consensuados con quienes dirigen las escuelas para otorgar validez a las iniciativas de selección, desempeño, incentivo y desarrollo de la función directiva. Los avances en esta materia en países de la OCDE muestran una definición de estándares de buenas prácticas que han permi- tido guiar el desarrollo de programas de formación centrados en las funciones prioritarias definidas en esos estándares o marcos, y