Mejorar la educación : aprendizajes desde la investigación educativa

Patricia Jaramillo Marín 112 preadolescencia. Usualmente son verbales, pero también se realizan con movimientos corporales, gestos y/o sonidos. Las burlas a menudo hacen parte de situaciones humorísticas o de juego, de ironías, sarcasmos e intimidación en las que algunas personas se apoyan para expresar alguna insatisfacción en las rela- ciones con otras. Estas contienen elementos lúdicos o ambiguos que se manifiestan, entre otras formas, mediante exageraciones, mímica, metáforas, alargamiento de vocales, pausas extrañas o risa. Si la interacción no se acompaña de este tipo de elementos, no es burla, sino que puede ser una crítica directa, una humillación, una crítica suavizada con disculpas o una ridiculización. Las burlas que tienen pocos elementos lúdicos son consideradas agresivas y las que tienen muchos son humorísticas y causan menos dolor en la persona que las recibe. La mayor parte de las burlas se dirigen a una persona de ma- nera individual y apuntan casi directamente a sus conflictos inter- nos; suelen ser crueles y destacar características que son valoradas negativamente dentro del grupo. Usualmente se focalizan en algún atributo físico (ser gordo/a o flaco/a, alto/a o bajo/a), un rasgo de personalidad (timidez, mal genio), mal desempeño en los deportes, características de la ropa, la capacidad intelectual o el desempeño académico de quien recibe la burla. Otro tipo de burlas se centran en características psicológicas de la persona, como ser ansiosa, insegura o con pocas habilidades sociales. Es importante llamar la atención en que el problema no radica ni se origina en las características de la persona agredida, sino en la valoración negativa que realiza el grupo y motiva o normaliza a quien agrede. El rechazo o exclusión social, por otra parte, es un problema que gira en torno a las preferencias y las antipatías sociales. Al igual que con las burlas, la mayoría de las situaciones de rechazo se originan por sesgos sobre características físicas, emocionales y de conducta. Los motivos para rechazar a un/a compañero/a –expresados por 430 preadolescentes españoles/as– se relacionan con las conductas agresivas de dicho compañero/a, seguido de los comportamientos molestos, la apariencia física y aspectos académicos. Cuando un/a preadolescente es excluido/a pierde la posibilidad de participar en grupos de estudio o juego, afecta su autoestima y genera sentimientos

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