Optimización del riego en paltos y cítricos

CAPÍTULO 2. USO DE ENMIENDAS PARA MEJORAR LAS CONDICIONES FÍSICAS DE SUELO Óscar Seguel S., Víctor Beyá-Marshall y Brian Baeza S. Enmiendas orgánicas y propiedades físicas de suelo La agricultura moderna privilegia el laboreo continuo y el uso de fertilizantes inorgánicos, lo que ha ido en desmedro de la disponibilidad de materia orgánica (MO) en los suelos, afectando sus propiedades físicas, como la porosidad, la capacidad de retención de agua y la estabilidad de agregados, entre otras (Sierra y Rojas, 2002), lo que determina procesos de degradación de suelos más complejos, como la erosión y la compactación. Según Pan et al. (2009), los sistemas agrícolas modernos no podrán ser sustentables si no consideran dentro de sus manejos habituales el reciclaje de la MO generada en el campo y/o la aplicación de enmiendas externas, lo cual se compensa económicamente al disminuir los costos en fertilizantes y otros insumos (Karlen et al., 2013). Al respecto, existe una gran cantidad de alternativas de enmiendas orgánicas, las que se diferencian en su composición, estado, velocidad de acción, etc., de manera que cada una de ellas presenta ventajas y desventajas en términos comparativos (Cuadro 1). El estiércol es una enmienda ampliamente utilizada en la agricultura (Rojas et al., 2010), siendo también usado como materia prima para la elaboración de compost. La aplicación del estiércol como enmienda orgánica contribuye a cambios positivos en las propiedades físicas del suelo, tales como disminución de la densidad aparente y una mayor estabilidad de los agregados (Seguel et al., 2003) y, si bien es de rápida acción, su uso excesivo puede generar contaminación de aguas con nitratos (Céspedes, 2005) y problemas en ciertos cultivos sensibles a la salinidad (Seguel et al., 2013), como el palto. Como alternativa, el compost es un material estabilizado, de mayor persistencia y sin problemas de salinidad (Abiven et al., 2009), pero, al requerir un proceso extra para su elaboración, por lo general posee un costo mayor que el estiércol. Ambos tipos de enmienda, al ser sólidas y utilizarse en altas dosis, presentan dificultades en su incorporación al suelo, especialmente en sistema frutales, donde puede haber un daño de raíces y donde la aplicación en cobertera no siempre logra buenos efectos (Baginsky et al., 2010). Los ácidos húmicos son subproductos de la descomposición de la materia orgánica, y corresponden a grupos orgánicos de alta complejidad en su estructura molecular, muy reactivos con las partículas minerales del suelo (Imbufe et al., 2005). Hoy en día se extraen concentrados de ácidos húmicos, los que son comercializados como enmiendas orgánicas, que se aplican diluidas en agua, lo que facilita su incorporación al suelo mediante el riego. La utilización de estos productos genera mejoras en las propiedades físicas de los suelos, disminuyendo la densidad aparente y aumentando la porosidad, la estabilidad de agregados y la velocidad de infiltración (Seguel et al., 2012); por otra parte, poseen efectos nutricionales y son promotores de la actividad microbiológica benéfica en el suelo (Shehata

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