Optimización del riego en paltos y cítricos

La respuesta a esta pregunta puede ser medida a través de parámetros fisiológicos que indican el estatus hídrico de la planta, como el potencial hídrico de tallo o potencial xilemático, la conductancia estomática (grado de apertura de los estomas) y la temperatura del follaje, junto con evaluaciones del contenido de agua del suelo, o sea, el potencial mátrico al cual está retenida esa agua. Si bien estas variables fisiológicas permiten hacer un seguimiento del estado hídrico de la planta, muestran una gran variabilidad en función de las condiciones ambientales, por lo que es necesario normalizarlas por parámetros ambientales que expliquen esas diferencias. En este sentido, el déficit de presión de vapor (DPV), que integra a la temperatura y la humedad relativa, es uno de los parámetros que mejor representa esta condición (McCutchan y Shackel, 1992; Naor, 2010). Así, por ejemplo, cuando la planta tiene agua fácilmente aprovechable en el suelo, el potencial hídrico de la planta depende, principalmente, de la demanda atmosférica (Figura 2). De este modo, se puede observar que cuando el DPV es más alto, la planta muestra un potencial hídrico más negativo (Figura 2A), aunque el contenido de agua del suelo es el suficiente y no genera un estrés en la planta, observándose que cada especie tiene una respuesta diferente a las variaciones del DPV; a esta curva de respuesta del potencial xilemático al DPV a un contenido de humedad en el suelo que no sea limitante se le denomina línea base de referencia (Shackel et al., 1997). Así, por ejemplo, si el potencial hídrico de una planta a una determinada temperatura y humedad relativa (DPV) se encuentra bajo la línea base de referencia para el cultivo, la planta está en niveles de estrés que afectan la producción y, por lo tanto, hay que volver a regar (Figura 2). De esta manera, se contesta la pregunta, ¿cuál es el momento óptimo de riego que no afecta la productividad y que permite ahorrar agua y electricidad? La gran ventaja de esta herramienta es que su uso permite ser extrapolado a diferentes zonas geográficas, dado que contempla la variable clima (DPV). A su vez, es una herramienta práctica para la programación del riego, dado que permite validar las líneas de gestión desarrolladas a partir de los registros de las sondas de humedad de suelo (Capítulo 4), principalmente la asociada al punto de recarga. Debido a que se trata de una verificación de la línea de gestión a nivel de planta, de que no se está generando un estrés, pueden considerarse tecnologías complementarias. Figura 2. Relación entre el contenido de agua del suelo, y el estatus hídrico de la planta y la demanda atmosférica. UR = umbral de riego: contenido de agua en el suelo en el cual hay que volver a regar, sin afectar fisiológica y/o productivamente a la planta. A B

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