Optimización del riego en paltos y cítricos
Un caso particular fue el ensayo en mandarinos, dado que, en la primera temporada, en la cual se presentó una alta carga frutal, el tratamiento con una reducción de aporte de agua de un 40% afectó significativamente el peso de fruto y, por lo tanto, la productividad y la proporción de fruta exportable (Cuadro 7). No obstante, la reducción en rentabilidad (ingresos (producción x calibre x precio/calibre) – gastos en agua y electricidad) fue sólo de un 4%, en comparación al tratamiento campo, indicando que es posible reducir el aporte de agua sin afectar significativamente la rentabilidad del cultivo. Esto concuerda con experiencias previas de riego deficitario en la fase II de crecimiento (fase de expansión celular) (Ballester et al., 2011; Gasque et al., 2016; Ginestar y Castel, 1996; González- Altozano y Castel, 2000, 1999), donde se reporta que se puede ahorrar entre un 10 y un 27% de agua, en los meses de enero y febrero, sin afectar la producción ni el tamaño de fruto. Los resultados de este ensayo mostraron que es posible ahorrar entre un 9 y un 21% de agua en naranjos ‘Lane Late’. En este sentido, para evitar efectos negativos en el rendimiento y lograr una óptima programación del riego, es necesario generar valores referenciales del estatus hídrico de las plantas no estresadas, las cuales son cultivo-específicas (Pérez-Pastor et al., 2016; Shackel, 2007). Estudios previos en ‘Clementina de Nules’ (Ballester et al., 2011; González- Altozano y Castel, 1999), naranjos ‘Lane Late’ (Ballester et al., 2013) y naranjos ‘Navelina’ (Gasque et al., 2016) señalan que se pueden mantener ciertos niveles de estrés durante el verano, evaluados a través del potencial xilemático, sin afectar el rendimiento, permitiendo un ahorro de agua significativo. Al respecto, los resultados de este ensayo concuerdan con lo reportado por Ballester et al. (2013), en España, quienes señalan que el rango óptimo de potencial xilemático en naranjo ‘Lane Late’ se debe mantener entre -1,2 y -1,3 MPa, rango en el cual estuvieron los tratamientos que no presentaron mermas productivas en ninguna de las temporadas (Figura 3). No obstante, los indicadores de estatus hídrico de la planta, no sólo son afectados por el contenido de agua en el suelo, sino que también dependen de las condiciones climáticas o de la fenología del cultivo (Abrisqueta et al., 2012; Acevedo-Opazo et al., 2010; McCutchan y Shackel, 1992; Naor, 2006; Naor et al., 2008; Stewart et al., 2011). Es por ello que, en el Capítulo 6, se entregan las líneas bases de referencia de potencial xilemático generadas en este proyecto, en función del DPV, como una herramienta práctica para establecer y/o validar las líneas de gestión en paltos y cítricos y, así, optimizar el uso del agua. Respecto a los resultados en palto, en la primera temporada, los tratamientos con menor aporte de agua alcanzaron niveles de humedad en el suelo por debajo de la línea de gestión de punto de recarga, mientras que, en la segunda temporada, todos los tratamientos se mantuvieron por sobre esta LG, aunque el tratamiento -29% R. Campo alcanzó frecuentemente niveles cercanos a la LG de punto de recarga durante el verano (Figura 4). El potencial xilemático alcanzó niveles de estrés moderado, entre -0,6 y -0,9 MPa (Ferreyra y Selles, 2012), en los tratamientos restrictivos durante la primera temporada. Al respecto, se puede señalar que, en paltos, la conductancia estomática comienza a declinar progresivamente con niveles de potencial xilemático de -0,4 MPa, y continúa hasta cerrar estomas completamente (bloquear la transpiración) y, como consecuencia, limitar la fotosíntesis, con niveles de -1,0 a -1,2 MPa (Wallberg et al., 2014).
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