Optimización del riego en paltos y cítricos
INTRODUCCIÓN Desde el año 2010, el territorio comprendido entre las regiones de Coquimbo y la Araucanía han presentado un déficit de precipitaciones cercano al 30%. Esta diminución de las lluvias ocurre en una de las décadas más cálidas de los últimos 100 años, provocando que el déficit hídrico se acentúe, debido al aumento de la evaporación del agua desde lagos, embalses y cultivos, el aumento de la superficie plantada, la cual demanda más agua, y al aumento de la población, la que consume más agua y alimentos. La persistencia y extensión de la actual sequía es un evento extraordinario, por lo que se le ha denominado como “Megasequía”, y que está asociada al fenómeno del cambio climático (Garreaud et al., 2017; 2020). Los cítricos y paltos representan cultivos importantes para la fruticultura nacional, en especial para las regiones de la zona centro-norte de Chile; Coquimbo, Valparaíso y Metropolitana son las regiones que presentan mayor superficie plantada, representando el 81% y 94 % de la superficie nacional de cítricos y paltos, respectivamente (ODEPA, catastros entre 2017-2018). No obstante, a pesar de esta importante representatividad territorial, estos cultivos han sido afectados por intensos periodos de sequía, o más bien, se enfrentan a un proceso de aridización, dada la magnitud y temporalidad de la falta de agua. Esto ha dificultado satisfacer la importante demanda hídrica de estas especies y, por consecuencia, se ve limitado el potencial productivo. En este escenario, la reciente sequía en la zona, la cual se ha prolongado por más de 10 años en la Región de Coquimbo, pone en riesgo la continuidad de estos cultivos, lo que podría implicar una reconversión productiva. De esta manera, la Región de O’Higgins, que representa una superficie nacional de cítricos y paltos de 17,6% y 4,7% respectivamente, toma especial relevancia como proveedora actual y futura de estas especies, tanto para el mercado interno como para exportación (ODEPA, catastros entre 2017-2018). Si bien la Región de O´Higgins, por su localización geográfica, presenta mayores precipitaciones que la zona centro-norte, durante el último tiempo ha presentado episodios severos de déficit hídrico, como lo ocurrido en la temporada 2012-2013 y 2018-2019, donde se registró un déficit de precipitación del 50% y un 77%, respectivamente, con respecto a un año normal (463 mm promedio). La magnitud y frecuencia de estos episodios y su creciente proyección futura comprometen la subsistencia de la agricultura de pequeña escala y genera urgencia en implementar medidas que optimicen el recurso hídrico. En la Región de O’Higgins, la producción de paltos y cítricos ha sido uno de los tradicionales y principales rubros de las comunas de Peumo, Las Cabras, San Vicente de Tagua Tagua y Pichidegua, donde la mayor parte de la superficie pertenece a productores pequeños y de subsistencia, que abastecen al mercado interno y, a su vez, son fuente de empleo agrícola del sector (ODEPA-Ministerio Agricultura-CIREN, 2013). Sin embargo, las metodologías de control del riego utilizadas por estos agricultores son nulas o presenta altos grados de ineficiencia; entre estas metodologías se destaca: la observación de calicatas y la determinación subjetiva del contenido de agua en el suelo, al tacto (Callejas et al., 2014). A su vez, gran parte de los huertos están ubicados sobre suelos de clases texturales finas “suelos pesados”; suelos de clase textural franco arcillo limosa, franco limosa y
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