¿Qué investigamos nosotras?
59 análisis El financiamiento de las investigaciones Un factor esencial de poder y de direccionalidad en las ciencias dice relación con la distribución de medios para hacer investigaciones, como el acceso a ciertos equipamientos o el tipo de financiamiento por ejemplo. El financiamiento científico es en Chile un tema público y de interés del Estado moderno desde su creación como lo atesta la creación de la Universidad de Chile en 1847 como ente republicano, y otros gestos de Estado como la creación de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT) en 1966. El tema es evidentemente aún de actualidad con la creación reciente (en 2018) del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Sin embargo, el que sea un tema público no implica que sea un tema prioritario, como podemos constatar al analizar los presupuestos públicos dedicados a las ciencias chilenas: según los datos entregados por el Instituto de estadística de la UNESCO, Chile en 2017 destinó menos del 0,4% del PIB anual al ítem Investigación y Desarrollo, una cifra considerablemente inferior al promedio de 2,49% que designaron los países que son miembros de la OCDE. Al indagar en el porcentaje asignado a la Investigación y el Desarrollo en Chile, la encuesta I+D del Ministerio de Economía (2017) señaló que quien hace uso del presupuesto es, en su mayoría, el Sistema de Educación Superior utilizando más del 40% de los fondos. Trayéndolo a los casos que nos convocan, cabe mencionar que las áreas de conocimientos donde la inversión es mayor, son ingeniería y tecnología (con $118.626 millones de pesos) por un lado, y ciencias agrícolas ($57.023 millones de pesos) por otro. Mientras, en el extremo inferior de la nómina, nos encontramos con las humanidades ($341 millones de pesos) y las ciencias sociales (con $665 millones de pesos). El dato anterior nos permite situar en contexto las condiciones en las que se financian las investigaciones de postgrado en las áreas de conocimiento seleccionadas en este estudio. En nuestro caso, la mayor parte de las formas de financiamiento a las que nos referimos tienen origen estatal, tanto internacional como nacional. Sin embargo, como se señala en la siguiente tabla, en la mayor parte de las tesis las autoras indicaron no contar con respaldo económico, lo que desde ya plantea una pregunta importante sobre la precariedad en la investigación científica chilena y desafíos para las modalidades en que se desarrollan gran parte de los programas de postgrado (de dedicación exclusiva, en horario diurno). También lleva a preguntar qué clases sociales pueden acceder en estas condiciones a las formaciones de postgrado.
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