Sexualidad e inclusión de personas con discapacidad

CAPÍTULO II  NUESTRA REALIDAD 39 Lenguaje respetuoso de los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad Si bien, en épocas pasadas, resultaba natural clasificar a las personas en dos grandes grupos a saber, normales / anormales; sanos / enfermos; capacitados / discapacitados; la deconstrucción de lo aprendido respecto a la discapacidad para dar espacio a una mirada de DD.HH . , implica eliminar el uso de términos peyorativos que hoy entendemos que, en lugar de incluir, más bien excluye. No hay por consiguiente en el mundo una sola persona minusválida o inválida, porque la dignidad humana de las personas con discapacidad no vale menos que la de las demás. El lenguaje correcto entonces, y lo es porque así lo decidió el consenso universal de las propias personas con discapacidad es “persona con discapacidad”. Así entonces, debemos erradicar de nuestro lenguaje conceptos tales como: minusválido, inválido, discapacitado, anormal, demente, enfermo mental, entre otros términos que atentan contra la dignidad humana. ¿Qué podemos hacer los profesionales de Rehabilitación Basada en la Comunidad para la eliminación de barreras? Si observamos el espacio en que habitualmente nos desenvolvemos, podemos distinguir cuáles son las barreras materiales que al comprender los espacios como inclusivos, para una persona con discapacidad y en particular si ésta es mujer, constituyen obstáculos que dificultan o impiden una práctica tan elemental como lo es, por ejemplo, someterse a un examen ginecológico. Es preciso comprender la accesibilidad como un todo que permite el desenvolvimiento autónomo de las personas con discapacidad en igualdad de condiciones con las demás. Así, en el ejemplo citado, la mujer con discapacidad debe poder desplazarse en forma autónoma desde el mismo ingreso al recinto de salud y hasta la práctica del examen o consulta con el profesional.

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