Extensión con sentido país: innovando en las prácticas de extensión, vinculación con el medio y comunicaciones en la Universidad de Chile 2016-2018

641 civil. En otras palabras, se ha buscado despertar la curiosidad a través del diálogo, la comunicación reflexiva y situacional de hechos y contextos, porque creemos, tal como plantea Paulo Freire, que “el antidiálogo autoritario ofende a la naturaleza del ser hu- mano, su proceso de conocer y contradice la democracia” (1997, p. 109). Del mismo modo, cabe reconocer que la metodología desplegada aporta sustancialmente a los mis- mos docentes posibilitándoles, tal como señala la Política de EyVC, una vinculación con realidades diversas, permitiéndoles “afianzar el compromiso ético con la resolución de problemas sociales sensibles” (Universidad de Chile, 2017, p. 5). Es necesario tener en cuenta, además, que en la realización de estos cursos se ha re- conocido tempranamente la necesidad de la utilización de metodologías innovadoras durante todo el proceso, que permitan el desarrollo de la creatividad docente y estu- diantil, a través del uso de distintos formatos de expresión de sus aprendizajes y sa- beres. Poner en tensión el modelo tradicional de enseñanza aprendizaje universitario, permitiendo la utilización de distintos formatos y experiencias que incluyan el acervo local y los conocimientos cotidianos y sociopolíticos de personas y organizaciones, ha sido altamente valorado por las y los estudiantes. Aprender y des-aprender se han cons- tituido así, en los nuevos ejes que se cruzan en las aulas de estos CFG, permitiendo a estudiantes y docentes el desarrollo de nuevas habilidades, necesarias para este mundo de cambios e interacciones cada vez más vertiginosos, que nos exige plasticidad y aper- tura de miradas. Como hemos sostenido, las metodologías participativas y dialógicas ponen en tensión al modelo tradicional de enseñanza universitaria que reproduce una lógica vertical, direc- cionada por un/a docente especialista, donde la sociedad civil no ingresa más que como objeto de estudio. El diálogo de saberes entre el lenguaje académico, científico, especiali- zado y el acervo local de conocimientos pragmáticos, tradicionales, experienciales, coti- dianos y políticos pocas veces se tocan en las aulas universitarias. Haber promovido este encuentro en los CFG nos ha permitido, a docentes y coordinadores de cursos, percibir el impacto transformador del trabajo colaborativo entre comunidades, y el consecuente aporte a la formación ciudadana y el compromiso social de las y los estudiantes. Sin embargo, durante el desarrollo de los cursos también hemos aprendido que, en este diálogo de saberes académicos y locales provenientes de la formación disciplinaria y la praxis, sobrevienen resistencias solapadas y repetición de discursos políticamente co- rrectos, ante las diferentes perspectivas. Dicho de otro modo, los temas de inclusión a menudo son aceptados por todos y todas como materia incuestionable de promulgar y llevar a cabo. Sin embargo, en las relaciones cotidianas la utopía de una cultura inclusiva se ve trastocada por un sinnúmero de creencias y prejuicios anclados a la heteronor- ma, al capacitismo, al modelo monocultural, al eurocentrismo, al logocentrismo; sin importar el nivel de escolaridad, el origen social o rango etario de las personas. Si se escudriñan las sutilezas inmersas en estas prácticas, discursos y resistencias; se puede ver que hasta el propio concepto de diversidad conlleva, a veces, a pensar las “diferencias” -en alusión a aquellas que caracterizan a los grupos prioritarios- en una escala valorativa que privilegia unas diferencias por sobre otras.

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