Extensión con sentido país: innovando en las prácticas de extensión, vinculación con el medio y comunicaciones en la Universidad de Chile 2016-2018

438 Lejos de empobrecerse por destinar recursos a actividades de aparente menor rédito académico, nuestra universidad crece al concebirse y articularse con una comunidad más amplia. Esto le permite realizar nuevas experiencias de aprendizaje, descubrir fe- nómenos que desafían nuestras capacidades investigativas, y aplicar la docencia en con- textos sumamente significativos que dejan huellas imborrables en las y los estudiantes. Nuestra universidad se sostiene también por la relación de reciprocidad que establece con la comunidad nacional en un ideal ciudadano inclusivo y pluralista y – por qué no decirlo- por el cariño y el reconocimiento que por ello le otorga nuestro pueblo. Esto es algo que se percibió claramente durante la realización de nuestro trabajo: la fuerza sim- bólica de representar a la Universidad de Chile nos abrió muchas puertas y corazones. Más aún dado que trabajamos con la comunidad educativa de una institución pública con ideales ciudadanos comunes y también precariedades semejantes, ante el abandono que ha hecho el estado neoliberal de su compromiso material con la educación pública. En cierta medida, realizar las acciones en el marco de un proyecto que involucra compro- misos institucionales -pese a todas las dificultades y responsabilidades administrativas que ello implica- permitió darle un carácter formal a la participación de los miembros de la comunidad académica además de garantizar que sus respectivas unidades liberaran tiempo para desarrollar las actividades planificadas. Esto es sin duda algo anómalo, pues no deberíamos tener que recurrir a proyectos concursables para el desarrollo de funcio- nes que deben tener un carácter permanente. Paradojalmente, en nuestra experiencia el contar con un respaldo institucional de la universidad fue más importante que los fondos asignados. La demora en el traspaso de fondos para la ejecución del proyecto, queja casi unánime entre quienes hemos partici- pado en este tipo de iniciativas, nos obligó a descubrir lo mucho que podemos hacer si tenemos el apoyo de nuestras comunidades. Se agradece la coherencia y la flexibilidad con que el equipo de la Dirección de Extensión de la VEXCOM se relacionó perma- nentemente con nosotros, lo que nos permitió sobrellevar los entrampes administrati- vos que, en general, se dieron por las dificultades de coordinación con la organización local de Facultad y sus inextricables laberintos burocráticos. Es importante tener en cuenta que el sentido y la forma en que hacemos extensión es un campo en disputa en nuestra institución y que debemos participar e informarnos de los conceptos que hoy están en discusión, así como de los acuerdos que ya se han materiali- zado. Nuestra diversidad se sustenta en un orden simbólico (principios, conceptos) y re- glamentario común. Para nosotros fue muy útil conocer las propuestas que se plantean hoy desde el nivel central y que están en proceso de institucionalización, lo que permitió que se reconociera la importancia del trabajo que desarrollamos. Por otro lado, como académicos, necesitamos conocer el funcionamiento administra- tivo de la institución (y ojalá tener mayor incidencia en su funcionamiento) a la hora de desarrollar este tipo de proyectos. También es necesario lograr generar un efectivo respaldo institucional a nivel local, lo que a veces se dificulta por el aislamiento en que se desarrolla el trabajo académico en las facultades respecto del nivel central. Necesitamos que nuestra comunidad tome conciencia de que la extensión se vincula y promueve desarrollo académico, estudiantil y funcionario. Por ejemplo, la extensión vinculada a la docencia no es difícil de implementar y produce aprendizajes significa-

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