Extensión con sentido país: innovando en las prácticas de extensión, vinculación con el medio y comunicaciones en la Universidad de Chile 2016-2018

404 torno a la inexistencia de una orgánica específica que regule el operar de la agrupación, conflictos al interior de ella y escaso aprovechamiento de recurso material y técnico provisto por COSAM. En relación a las oportunidades, se señala la posibilidad de realizar el programa de la Es- cuela en otros territorios (replicación) y la consolidación de un grupo creciente (Agru- pación) cuya afinidad se asocia a la búsqueda de ayuda a los otros y la creación de redes. Por su parte, las debilidades se declaran más frecuentemente en torno a la necesidad de hacer clases más interactivas, baja puntualidad en el inicio de las clases, poca arti- culación formal de los monitores graduados con la red institucional de salud, y escasa evaluación de aprendizajes durante el proceso de formación. Finalmente, las amenazas detectadas se relacionan con la baja visibilidad de los monitores en la red de salud local y el escaso control y seguimiento sobre el impacto que la formación tiene en el universo de monitores graduados. Tal como se ha destacado en el texto, existen algunas condiciones particulares de esta iniciativa de formación comunitaria que se presentan como virtudes o alternativas a algunas de las principales tensiones de la intervención en salud mental. Un primer pun- to relevante es el bajo costo de implementación y por lo tanto mayor probabilidad de eficiencia y sostenibilidad, ya que la Escuela se realiza con colaboraciones de progra- mas temáticos del centro de salud mental. Por ejemplo, los profesionales que trabajan en adicciones son quienes realizan las clases de esas materias, y lo mismo ocurre con las diferentes temáticas clínicas. Del mismo modo, bien podrían requerirse colaboraciones de otros dispositivos de la red de salud, disminuyendo así las cargas de un sólo centro. Por su parte, las contribuciones de la Universidad son puntuales y también distribuidas entre las unidades mencionadas y con participación de docentes y estudiantes. En tanto, las organizaciones comunitarias distribuyen sus sesiones entre sus miembros y, como tratan contenidos experienciales, disponen de amplio saber para su ejecución. Se trata por tanto de una Escuela que, distribuida entre un número amplio de colabo- radores cuya disponibilidad de saberes es alta, resulta en un bajo costo para cada uno de ellos/as al tiempo que permite la integración de contenidos plurales. Luego, estas condiciones permitirían que una iniciativa de esta naturaleza se sostenga en el tiempo y se replique en otros escenarios nacionales, con participación de universidades públicas y privadas, de zonas metropolitanas y regionales. Una replicación exitosa podría eventualmente confederar agrupaciones de agentes que permitirían ampliar la participación vinculante de la ciudadanía en materia de salud mental. Esta dimensión remite a un segundo aspecto a considerar que es la participa- ción política de la ciudadanía a través de la formación como agente. Así, el conocimien- to favorecería la participación en distintos canales ya diseñados (evaluación, monitoreo, fiscalización, consulta) y la demanda por apertura de otros canales. Por ejemplo, una Ley de Salud Mental podría estar mediada por la demanda de un contingente creciente de personas interesadas y formadas como agentes de salud mental. Se trata, en el fondo, de la posibilidad de que las personas participen de políticas que les afectan, tanto a nivel de decisiones estructurales como de las decisiones locales de los servicios de salud de proximidad comunitaria. Aun cuando en parte de los casos esta formación no logre un destino de la empleabilidad de los/as estudiantes, el conocimiento en la materia permi- tirá visibilizar la demanda por salud mental, generando movimiento ciudadano y con

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