Extensión con sentido país: innovando en las prácticas de extensión, vinculación con el medio y comunicaciones en la Universidad de Chile 2016-2018
369 tiene que ver con su costo: cada proyecto de base tuvo un gasto aproximado de tres millones de pesos, sin contar la capacitación. En nuestro caso, actuaron como facilita- dores la disponibilidad de fuentes de financiamiento interno (Fondo Valentín Letelier) y externo (Ministerio de Desarrollo Social, a través de un proyecto presentado por la Fundación Puente Alto Puede Más). Ello permitió un desarrollo exitoso de todos los proyectos participativos. Consideramos que la metodología andragógica de la capacitación fue un facilitador ya que reconoce las capacidades y experiencias de las personas, así como el constante es- fuerzo por generar relaciones horizontales entre los participantes. Fue interesante cons- tatar que las promotoras, al trabajar posteriormente con sus nuevos equipos, imitaron el esquema de la capacitación: la disposición de la sala, la participación, etc. Otro elemento fundamental para el éxito de todo el proceso fue el seguimiento de los diferentes proyectos participativos que iniciaron las promotoras y sus equipos. Las ins- tancias de seguimiento fueron básicamente de tres tipos. Primero, reuniones de las pro- motoras con profesionales de apoyo, las que se realizaron semanalmente o cuando fuese necesario. Segundo, reuniones mensuales con la participación de los docentes universi- tarios, donde cada grupo de promotoras exponía y escuchaba a las demás, aprendiendo de las experiencias propias y ajenas y retroalimentando su propio proyecto. Finalmente, un profesional de seguimiento a cada proyecto (trabajadores sociales y educadora popu- lar), realizaron visitas semanales a terreno para brindar apoyo técnico. También fue relevante la presencia de redes comunitarias existentes previamente. Mu- chos de los trabajos que las promotoras lograron desarrollar, tuvieron éxito porque se insertaron en redes y organizaciones que ya existían, lo cual potenció el proyecto. Por ejemplo, en el caso de la organización Newen Guakolda , dos de sus participantes se capacitaron y establecieron el grupo de mujeres Mapuche en Bajos de Mena (que no se conocían previamente entre ellas), logrando un exitoso trabajo de recuperación de identidad. Un aprendizaje importante que entregó esta experiencia, tanto al equipo universitario como a las profesionales de la fundación y a las promotoras de salud, fue el cuestiona- miento a la mirada de trabajo individual o asistencial de parte del dirigente/docente. En cambio, se propició una perspectiva más participativa, con relaciones horizontales que establecen un trabajo fecundo. En este sentido, fue clave para lograr el éxito de esta ini- ciativa que tanto la capacitación como la implementación se hayan desarrollado en todo momento con participación y horizontalidad. Así, el trabajo de las promotoras permi- tió que los proyectos lograran ser lo que la comunidad de base estimaba que debían ser. Un segundo aprendizaje es que cuando se entrega a las mismas comunidades la posibili- dad de participar en los temas que a ellas les interesan, la dificultad de “hacer participar” a las comunidades desaparece o disminuye radicalmente. La queja recurrente de la falta de participación no se vio en este trabajo cuando fueron ellos mismos quienes decidie- ron los temas y las formas de desarrollarlos. Otro aprendizaje del equipo académico tiene que ver con el tiempo. Dadas la caracte- rísticas de dos momentos de la experiencia (capacitación y trabajo comunitario), y del método investigación-acción participativa; el plazo de un año estipulado por los fondos de financiamiento resultó demasiado corto. Esto obligó a continuar con las etapas pla-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=