Extensión con sentido país: innovando en las prácticas de extensión, vinculación con el medio y comunicaciones en la Universidad de Chile 2016-2018

366 adquiridas en la capacitación. Se esperaba que, en este segundo momento, no sólo se planificaran participativamente las intervenciones, sino que estas fueran ejecutadas in- volucrando a más miembros de la comunidad. La capacitación se desarrolló entre los meses de marzo y mayo de 2018. Se realizaron diez sesiones, los días viernes y sábado en semanas alternas. Se eligieron horarios tra- dicionalmente no laborales para facilitar la participación. El primer día se conforma- ron cinco grupos de trabajo, que se mantuvieron estables durante el resto de sesiones. Además de las herramientas participativas orientadas a la identificación de problemas, priorización y formulación de planes de intervención; se trabajaron longitudinalmente habilidades de comunicación, liderazgo, planificación y manejo de reuniones. Por motivos de financiamiento y en base a criterio territorial, de las veintisiete personas capacitadas sólo diez se contrataron para el segundo momento. Se les realizó un contra- to a honorarios de 40 horas mensuales por 100 mil pesos. Adicionalmente, algunas pro- motoras manifestaron voluntad de participar ad-honorem, conformándose finalmente nueve equipos que trabajarían con sus propias comunidades. Cada uno de estos equipos estableció un momento inicial para convocar a su comu- nidad, en el cual se planteó la posibilidad de trabajar en torno a problemas de salud, entendidos estos últimos desde la determinación social. El desarrollo de este trabajo buscó replicar algunas herramientas aprendidas durante la capacitación, acentuando la dimensión participativa, horizontal y colectiva del proceso. Se planteó que las interven- ciones que se planificasen participativamente para enfrentar los problemas identifica- dos, debían involucrar a más actores de la comunidad con la que se estaba trabajando. Los grupos con que las promotoras de salud y calidad de vida trabajaron fueron muy heterogéneos, así como los problemas que identificaron y las intervenciones que planifi- caron y desarrollaron. A continuación, realizaremos una breve caracterización de estos. El único problema que fue abordado por más de un grupo de trabajo fue el de la pre- sencia de basurales en el espacio público. Una experiencia se desarrolló en la Villa San Miguel de Bajos de Mena, donde las promotoras lograron articular a las seis juntas de vecinos de hay en esta Villa para desarrollar dos intervenciones colectivas de limpieza del espacio público y eliminación de micro basurales. La segunda experiencia se desa- rrolló en la Villa Juanita, congregando a la comunidad para la limpieza de los espacios comunes de la villa e instalación de basureros. Otro grupo trabajó con los apoderados del Jardín Infantil Coloane, buscando recuperar la confianza y comunicación entre vecinos y apoderados mediante la creación de un huerto participativo en el terreno del jardín. Se convocó a los apoderados a su construc- ción, transformándolo así en un espacio educativo, ecológico y de área verde para los niños y la comunidad en torno al jardín. Un cuarto proyecto trabajó sobre la identidad de mujeres de origen indígena. Utilizan- do la instancia del Centro de Salud Familiar y Comunitario (CESFAM), las promoto- ras convocaron a mujeres de ascendencia mapuche, independientemente de si poseían una identidad en torno a ello. Con ellas se realizó un trabajo colectivo de recuperación de la identidad, en el que intercambiaron saberes ancestrales. Aunque desarrollaron problemas diferentes, cuatro proyectos trabajaron con clubes de adultos mayores. Uno de ellos se orientó a mejorar la calidad de vida de los participantes en dos de estos clubes, mediante talleres en yeso y madera. Otro dirigió su interven-

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