Principios de Derecho Internacional

94 HJlfCIPIOS ó en los empleados y sirvientes de los lazaretos. Ni hay mo– tivo de creer que la peste que afHgió á Lóndres en 1665 y 66 fuese la misma de Levante, y parece mas veroslmil que la _ engendrase espontaneamente una viciosa constitucion de la atmósfera originada de la estrechez de las calles, la densidad de la poblacion, la escasez de agua para los menesteres do– mésticos, la acumulacion de inmundicias, y otras circunstan– cias que contribuian á la insalubridad de Lóndres Antes del grande inceudio de 1666, desde cuya época no ha ocurrido un solo caso de peste. Es sabido que los turcos no tienen el me– nor recelo de usar la ropa de los que han muerto de la peste, y que los vestidos y sábanas que quedan en los lazaretos for– man uno de los emolumentos de los gobernadores, y se ven– den públicamente en los bazares . De la fiebre a'fTIIJ'rilla seoree :va casi universalmente que no es contagiosa. Pero pocas en– fennedades habrán producido tanto terror por laactividad del supuesto contagio que la produce, como la cólera mor/Jo que desoló algun tiempo la Europa. En todas partes han sido sin fruto las vigorosas providencias que se han tomado para ata– j ar su carrera, y la opinion que en el dia parece tener mas séquito es, que la cólera no es conta~osa tampoco ; que nace de una constitucion atmosférica particular, y que contra sus efectos es mucho mas eficaz la policía sanitaria doméstica, que las cuarentenas y lazaretos, porque dado éasO que no detenga la marcha del contagio, á. lo ménos modera su actividad y disminuye el número de sus vfoti.mas. Admitiendo, pues, que sobre los misteriosos medios de propagacion de estas y otras dolencias no se sabe todavía lo bastante para formar un juicio seguro de la utilidad de las cuarentenas, lo cierto es, que pára purificar el aire y mantener la sanidad de las poblaciones se debe atender prinoipalmente Ji la limpieza y ventilaoion de las ciudades y casas 1 á la desecacion de los pantanos y marja– les, buena calidad de las provisiones de abasto, abundancia de agua para el servicio de las habitaciones, y otros bien co– nocidos objetos de policía doméstica.

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