Principios de Derecho Internacional

U2 Pll.tffCll'JOS • Kn cuanto á las otl·as potencias, no seria razon exigir que !!e portasen como neutrales, aun cuando la guerra se hubiese declarado formalmente, sino despues de trascurrir el tiempo necesario plll'a que hubiese llegado el hecho á su noticie. Sus obligaciones emanan del conocimiento positivo 6 pre– sunto del estado de guerra, y este conocimiento pueden ad– quirirlo 6 por la mera notoriedad del rompimiento, 6 por uua notificacion posterior á él. Bynkerschoek sostiene que este es un punto que depende enteramente de la costumbre, y cita varios ejemplares de guerra comenzadas sin una declaro.cion previa, en los dos si– glos que le precedieron. Del tiempo de Bynkerschoek al nues– tro, parece haberse decidido por 1a práctica de las naciones, que las hostilidades pueden principiar legítimamente sin ella. Desde la paz de Versalles de 1769, se ha procedido en el con– cepto ,le que todas las consecnencias necesarias y legitimas de la guerra, respecto de las potencias neutrales, nacen de la existencia ·de las hostilidades, notificada por uno de los beli– gerantes. Con re~ectoalenemigo, el r etiro del ministro se ha mirado como eqwvalente á una declaracion en forma. Pero aun e$te paso previo se ha omitido algunas veces entre las naciones mas civilizadas. 'En el rompimiento de los Estados Unidos contra la Inglaterra e.11 i812, .comenzaron las bostili– dades por parte de la república americana, luego que las au– torizó el congreso, sin dar tiempo á que llegase á. la Gran Bretaí'la la noticia. Sin embargo, es ;preciso observar que la opinion pública se ha declarado casi siempre contra seme- jante conducta (i). , Podemos sentar con alguna seguridad la.'! proposiciones si– guientes: t • Lo que constituye una verdadera alevosía es la sór– prera. 2' Un rompimiento no precedido de la aset'cion de nues– b.·os derechos y de la demanda de satisfaooion, es uua sor– presa. a• Un procedimiento d.e nuestro adversario, que de ante– mano hemos declarado, se miraría como un acto de hostili– dad, hace innecesaria una nueva declaracion para dar princi– pio á la guerra. 4' La om.ision de esta formalidad es claramente lícita contra las potencias que no acostumbran observarla . \t) Kent, P. t, lect. l. 1 j

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