Principios de Derecho Internacional

8 ·ADVIITDCIA, ceder al fuerte, por el temor que se le infunde de deaopinane él mismo en el concepto universal. Pero el Sr. Bello no ha tratado de adquirir su vasta erudicion para hacer el monopolio de ella : ha querido que sus desvelos sean apro– vechados por todos los americanos sus compatriotas : ha hecho á toda Ja América Española el presente de toda su riqueza en conocimientos políticos; porque el sabio como él no es egoísta, ni tiene mezquinas ambieiones, sino que so considera como el ciudadano de todas las naciones. El que dice en una parte de su obra que el Derecho lnter· nacional eonlidera al gtnero humano t,parcido ,obre la f at de la tierra como una gran sociedad de la que cada nacion es n1ümbro, y m que la, UMI respecto de la, otras titmn los miamos debere, que lo, individuos de la uptcit humana entre ,t; y el que en otra parte asienta que los hombres están obligados por la naturaleza d favOf'tctrBt unos d. otro, en cuanto puedan, ,iempre que le, ,ea dable hacerlo ,in echar m olvido lo qiu ,e deben d d miamos, era preciso que nos diese el ejemplo de su doctrina, y en efecto nos ha probado que él tiene por principios suyos los que nos da p).J"I todos. No me resta que decir en elogio de la obra del Sr. Bello, sino que au segunda ediciou, corregida y aumentada por él mismo, hace ven– cajas considerables á la primera, como las baria, s¿n duda alguna, !a tercera á la segunda y la cuarta á la tercera ; porque un hombre del genio del autor, un sabio que siempre estudia, no satisfecho nunca con 11u saber, y persuadido de que la ciencia es una fuente inagota– ble para el sediento de ella, es preciso que baga progresos miéntraa viva, y que mejore sus obras cada vez que las retoque. Yo me babia propuesto hacer la comparacion de algunos textos de la segunda edi– cion con loa correspondientes de la primera; pero lo be omitido, porque este trabajo, puramente mecánico, lo hará tan bien como yo cualquiera que lo emprenda ; y así solo recomendaré al que pueda tener ambas ediciones, que las conserve como un testimonio del pro– greso que se hace en el estudio de cualquier materia por aquel que no deja de estudiar miéntras vive. Glorieae, pues, Venezuela de haber producido en esta última.época, entre muchos hombres eminentes, dos de los tres mas grandes capi– tanes de la América, y el primero de los publicistas de este continente, cuya obra hubiera por si sola dado celebridad á cualquiera de los miembros del Instituto de Francia, ó de loa socios de la Real Socie– dad de Lóndres. Gloriese tambien el Gobierno de Chile de·haber me– recido la recomendacion de este sabio por la generosidad con que ha

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