El discurso público de Pinochet : un análisis semiológico

social, de la igualdad, del desarrollo o la participación. El gran eje estructurador, como se ha visto, es el Orden desdoblado en un plano mítico, trascendental y utópico (la chilenidad), y en un . plano de operación instrumental (mantención del orden público, disciplina social, economía sana, principio de la autoridad, respeto a la jerarquía, etc.) El Orden preexistirá a cualquier voluntad individual o colectiva definida y su existencia o mantención no benefi– cia a nadie en particular, sino a la generalidad del país -quizás más tarde al mundo-. Es un principio universal. El concepto de Orden nos parece que se convierte en el interpretante privilegiado, a la luz del cual se descifran todos los demás conceptos. Uno de ellos es, por ejemplo, el de democracia. Ahora es entendida como la forma técnica de gobierno que preserva y se hace cargo del orden por encima de cual– quier interés particular. Se la excluye, por lo tanto, como ámbito de. negociación y pugna institucionalizada de inte– reses distintos o contrapuestos y de articulación/desar– ticulación de sentidos opcionales del orden. Hay también en esto implícito cierto concepto del poder. El poder aquí emana del Orden. Su función es preservarlo y prolongarlo y .no transformarlo, reajustando para ello continuamente las diversas prácticas y relaciones sociales que lo portan, consciente o inconscientemente. En esta concepción el poder nunca es injusto o arbitrario, ni siquiera violento. No implica la dominación de unos sobre otros, tampoco el consentimiento. En cuanto está inscripto en todas las esferas de la totalidad social (hogar, escueta; fábrica, gobierno, etc.), inserto en el cuerpo y el alma de la chilenidad, el orden "eslá ahí" para ser multiplicado, maximizado, para ser vivido cabalmente como la entera (y verdadera) realidad. · 88

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