El discurso público de Pinochet : un análisis semiológico
joven, estudiar; la mujer, cuidar del hogar y los hijos; los militares cuidar de la patria y de sus habitantes; el presi– dente, gobernar, etc. Nadie es o está, por ello, mejor o peor. Todos son lo que son: chilenos al servicio de su patria. Dentro de esta sociedad de hormigas o de abejas, donde el zángano no tiene por qué tratar de ser abeja y donde la abeja no debe querer ser reina ni otra cosa que abeja, no cabe el concepto de dominantes y dominados. Nadie está sometido a otro, sino que todos lo están res– pecto de la permanencia del todo. Por lo tanto, no es posible ningún juego de poder. El Estado, por ejemplo, no tiene necesidad de arbitrar ningún conflicto ni de cons– truir ·ning~n consenso, su labor es más bien la del disci– plinamiento: erradicar los conflictos y asegurar el acata– miento de todos y cada uno a los valores que trasunta ese orden superior que es la chilenidad. Los detractores y los salvadores del orden La Patria, sin embargo, es corno una virgen que no conoce la maldad ni el pecado; por lo tanto, no sabe defenderse ni cuidarse de los peligros que la asechan. De este hecho se aprovecharon unos pocos chilenos, los políticos, que preocupados exclusivamente por lograr mezquinos beneficios para sí mismos, hacen falsas prome– sas y siembran vanas esperanzas con el fin de desviar a la virgen de su pureza original. Son, pues, "malos chilenos", cuya actitud los descalifica moralmente. Turbada y debilitada por estas asechanzas, la patria queda expuesta a enemigos mayores: la invasión del mar– xismo internacional. Agónica y desesperada, debe ser salvada. ¿Pero quién puede hacerlo si todos parecen haber 8S
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=