Caricaturas de ayer y hoy

• El mundo de Palomo La historia de Palomo dibujante se remonta al momento en que ingresa en la Escuela Experimental Sanfucntes del l\linisterio de Educación. Ouicrc estudiar pintura, escultura, esmalte. Junto a Herví, ya en esa escuela, inician su peregrinaje por la caricatura. Primero: enviando todo tipo de cupones a Mampato y a El Peneca, para ganar con- cursos ele dibujantes. · -Tenía como diecisiete años cuando debuté con mi tira cómica "Chambeco" en Ultima llora. Recibía 50 pesos. Dos años m ás tarq.e me llamaron de Zig-7.ag para ilustrar la revista infantil Mo11i. Como Palomo crecía ,. la plata no tanto, decidió trabajar en los fugares más diversos: clisel1ando muebles con Jorge LandeaÍ pintan– do puntas de flechas en el nstituto Antropológico \" dibujando monos frívo'los en El Pingiii110 y Can Can. -Con La Chi\'a quisimos reivindicar la historieta nacional. Pero la re,·ista no tenía sexo. No era comercial. Me l'usc a trabajar en Ercilla: ,·o llevaba el clibu10 y el director elegía. Si c1 mono cm antidemocristiano, la cosa peligraba. Un día. al crearse el ~IAPU, dibuje -al guatón Correa, ex DC, cantando José Palomo: empezó con el arupo de "La Chiva" y Jueao si~uió dibujando en forma independiente. Puerto Montt y aludiendo a la masacre del Gobierno de Freí. Allí se terminó mi carrera en Ercilla. Ahora Palomo dibuja en El Siglo, Ramona y hace fol 1 letos educativos para el Instituto de Previsión de Riesgos Ocupacionales. -El dibujante hl,lffionstico está en inferio– ridad. Nuestras publicaciones reciben cada día más historietas yanquis. Nosotros si logramos que nos cc¡Jitraten, es con un sueldo bajísimo. Subsiste la competencia. La ley del mercado dice que si hacemos algo didáctico y esto no se vende, no hay que hacer nada didáctico. Hay que meter lo que se vende, y esto distor– siona el sentido de la caricatura. De todos sus trabajos, Palomo siente espe– cial cariño .por La Chiva y la tira cómico-p<>: lítica "Las tres Marías", que aparecía hasta hace poco en el diario Puro Chile. Eran tres viejas copuchentas, vestidas de negro, y que siempre estaban pelando o comentando los sucesos del día. Detrás de un muro, o detrás de una ventana. Su indumentaria: faldas ne· gras y pañuelo bien amarrado en la cabeza. Piernas flacas. Además estaba el gato Marco Aurelio, que con el tiempo se transformó en conciencia política. Era el personaje de la tira, y cumplía su propia misión didáctica. Palomo dibuja en su casa. Es independiente, no está ligado a contratos ("aunque me digan que estoy comercializado ,porque trabajo en 89

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