Caricaturas de ayer y hoy

extranjero. En este país un artista se muere de hambre. Un verdadero artista como yo. Imagínese, si yo trabajé pagado por la Corona británica en la revista de caricaturas Bystander. Una revista que giraba en tomo a la nobleza: Mpica, citas de damas y caba1leros en las playas de Deauville, juegos de salón..." "Y o nací en Valiparaíso. Mi padre era co– merciante de elevada situación; agente salitre– ro. Yo me lo pasaba haciendo monitos en el libro de cuentas y ya a los dieciséis años tenía plagado el puerto con mis caricaturas. Me pagaban 10 pesos por cada una, ¿se da cuenta? En el Casino y en las fiestas elegantes me lo pasaba dibujando señoras, porque ése era mi mundo, por~ue yo me desenvolvía en ese medio social.' En 1917 Mundo partió a Estados Unidos. Lo contrató el New York Herald y Mundo siguió en la onda de los nobles. "Conocí gen– te famosa: duques, condes y princesas de ver– dad. Me costaba un ojo de la cara codearme con esta gente, porque tenía que vivir y vestir como ellos. Pero valía la pena el sacrificio. Recibí muchos premios y honores. JMe invita– ban a las tertulias de los Rothschild!; eso era iincreíble!" En una entrevista publicada en 1956 en Ercill.a, Mundo ya daba a conocer sus despectivos conceptos frente a la modernísima sociedad de entonces: Mundo otra vez: caballeros reales británicos que le permitieron al dibu1ante ganar cientos de libras. Esta caricatura fue premiada en la revista "Bystander". 33

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