Caricaturas de ayer y hoy

dres. Es el mundo que deslumbra y el que reflejan las .páginas de Zig-Zag. Sobresalen caricaturistas de la high-life (Edmundo Sear– le, Eguren La.nea, Walter Barbier ("Tom"), Raúl Simón. Con la aparición de diarios como La Nación y El Diario Ilustrado, entra la tira cómica en escena, con Von Pilsener. _ -- Así como en la época comprendida entre 1858 y 1900 el caricaturista fue un hombre de avanzada, cuyas geniales críticas siempre se dejaban caer sobre hombres públicos de nues– tra J"Qás rancia aristocracia, este período de fos a4elantos técnicos del periodismo dio a luz dib1,1.jantes de posiciones más bien reacciona– rias. El dibujo es reflejo de lo que la alta burguesía de entonces vive, .dice y piensa. El pueblo humildemente aparece caricaturizado en los cuentos y crónicas sobre mendigos y ,pobreza. En 1905 aparece en escena un hombre.cito robusto, con cara de viejo pascuero, anteojos, ohaqué y bombo. Siempre lo acompaña un perro salchicha llamado Dudelsackpfeiferge– selle. El viejito en cuestión, que aparece cada cierto tiempo en 1as páginas de Zig-Zag, llegó a Chile en pleno verano, proveniente de tierras germanas, y se arraiga definitivamente aquí ipara vivir y observar cuantas cosas, gentes, noticias y tragedias transcurren a su alrededor. E-1 aire de ingenuidad y candor no se lo despinta nadie. Pero Von Pilsener es de esos 28 afuerinos que se meten muy a fondo en nuestra realidad y saben sacarle el jugo y criticarla. Un día instalado en el Congreso, otra vez quejándose de la suciedad de las canes, saliendo a veranear o coqueteando con las damas de nuestra sociedad. La cosa es que Von Pilsener se transforma en todo un personaje de fa caricatura chilena. Aparece animando historias en las ¡páginas de Zig-Zag. Un día le da por creerse de lo más dis,tinguido, y resuelve veranear en Viña del Mar. Con su traje de baño tipo tablero de ajedrez, Von Pilsener se acerca al mar dos veces por día, flirtea desenfrenadamente, asiste a las carreras de1 Hípico, viaja en victoria. En síntesis, se da todos los gustos de un buen burguesito made in Chile de la época, y le pasan chascos, y ahí se desliza el mensaje, pe– ro ¡qué importa! si Von Pilsener es aleman. Su autor, Fray Pedro Subercaseaux, es un ¡pintor "serio". Retratista, paisajista, autor de innumerables escenas históricas reproducidas en la pintura, y otras vueltas a reproducir en algunos de nuestros billetes. Con Von Pilse– ner, Subercaseaux realiza su única incursión en el dibujo 'Profano. Von Pilsener no habla, pero él vive sus situaciones, y alguien (el autor) narra las historias en tercera persona. En todo caso, ambos, autor y personaje, meten la cuchara en poJí.tica, en captación de am– bientes, en paisajes, en costumbres, a veces Aventuras de Von Pilsener: "Un alemán en Chile".

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