Caricaturas de ayer y hoy
país, deberían ser el ob¡eto de las murmuracio– nes de los ignorantes y de los que se figuran ver en ellas un poder para atacar sus ambicio– nes. Pero ya nuestra sociedad no está tan atra– sada y esas murmuraciones han ido a estrellarse con el buen sentido de las personas ilustrad!Ui. El ob¡eto de las caricaturas es corregir las cos– tumbres y defectos, es satirizar, poner en ridículo, sí se quiere, aquello que se manifiesta ridículo para procurar su corrección." No lo convenció mucho el editorial a don Manuel. El 12 de diciembre de ese año, cuan– do Santiago y Valparaíso eran declarados en estado de sitio, fueron mandadas cerrar las imprentas que editaban ejemplares de la prensa de oposición. Ahí fue cuando El Co– rreo Literario desapareció por primera vez. • Smith y "esos monos groseros' Hoy día es fácil que un ciudadano común le dé cátedra a usted sobre la anatomía de Lolita o las mañas de A.rtemio. Y que le hable de Coke, Alaraco y Lukas. Pero ¿qué sabe usted de la personalidad de Antomo Smith. el más remoto antepasado de los dibujantes humorísticos chilenos? Antonio Smith: ''era un muchacho esbelto. Le decí~n langosta y zancudo··. )
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