Teatro de Juan Radrigán (11 obras)
A N D R E S - iPero eso es. . . es inconcebible! A N D R E S - Que es injusto, que no es posible. PO L O - Ah, no gancho; no me venga na con politica, AN D R k S - ?Quepaso? PO L O - {No sabe? A N D R E S - Si, he estado leyendo (sefiala el libro), pero todo me parece muy irracional; es como estar en el bi6gra- fo: veo hacer cosas a la gente, pero como no hablan, no s t porque las hacen, que 10s obliga, que 10s impulsa. {Me en- tiende? PO L O - (Que no entiende nada) Claro, es la misma no- m&. (Lemuestra el huaipe) tA6nde pueo botar esto? A N D R E S - (Qut le estaba diciendo yo antes? No est& bamos hablando de trabajo, era de otra cosa. {De qu t era, lo recuerda? P 0 L o - Parece qu’estaba hablando de sus cabros; pero dijo que no se queria acordar. Giieno, me tengo qu’ir. A N D R E S - {Deellos?{Quedecia? P o L o - (Se gueda mirdndolo) Puta que tiene guena me- moria ustt, gancho, se descuadr6. {No le dio nunca por meterse a detective? Taba diciendo que les habia comprao unas cuestiones, iiior. A N D R E S - Ah, si, si; recuerdo que una vez le comprt un ajedrez a Diego, a1 principio no le gust6, pero desputs que le ensetit a jugar se entusiasm6 tanto que tuve que ins- cribirlo en un club. . . Elisa se pus0 en contra, decia que no erajuego de niiios, que le podia atrofiar la mente, que 61 te- nia que jugar con otros niiios, correr, saltar, departir.. . Tambitn dijo que si me metia a1 sindicato no me lo iba a perdonar nunca, porque seguramente me iban a despedir y nadie me iba a dar trabajo nunca mhs. . . Pero yo s t que secretamente se sentia orgullosa de Diego y su ajedrez, por- que a veces la escuchaba decide a alguna vecina: “Esta ju- gando ajedrez”, y lo decia en un tono de ternura y admira- cion, que nunca tuvo para mi; para mi fue siempre lejana P o L 0 - {QuC dijo? mire que la cuesti6n timuy pesk 369
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