Teatro de Juan Radrigán (11 obras)
t le, quea hecha una pura mazamorra del color de la tierra, y asi mismo se ~- la van comiendo o la echan en una bolsa nay- lon pa repartirla en la casa. . . No pue agarrar na. 0 sea que habia pescao una manzana, la pesquC en el airecito, cuando reciCn fa cayendo del tarro a1 cami6n. Per0 llego una cabra como de ocho aiios que no habia poi0 meterse a1 vaciaero y m’empezo a mirar: era flaca y larga, 10s guesos le salian por toas partes. . . Per0 pior eran 10s ojos que tenia: ojos de ani- mal atropellao, ojos de tisica. Me que6 mirando nomi, no me dijo n5. Y pa que queria hablar si con 10s ojos taba gri- tando too lo que le pada. . . Cuando le di la manzana, la agarr6 con las dos manos y le dio una masd con un’ansia tan grande, que me dieron ganas de llorar. . . No se dio ni cuenta que s’estaba comiendo la parte podria, esa parte blanda, color caf6, que se guelve barro aentro de la boca; yo sabia que s’iba a poner a vomitar, asi que me jui. . . Pobre cabra, <cuPnto mas ira durar? (Puusu). Pucha, si yo juera la mujer de Dio, le diria: “Oye, viejo, tu que le pegai a la cues- ti6n de 10s milagros, abreles 10s ojos a 10s giles de all&abajo. Tan haciendo pueras cabezas de pescao con la via que les ‘1 diste. 0 sea que repartieron la risa y el billete pa unos y a
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