Teatro de Juan Radrigán (11 obras)

da) Ya, anda acercindote, esta cuesti6n ta lista. capi p’andar. y te traigo en taci. (Rfe) H U I N C A - Tengo 10s pies muy hinchados, no mi‘hall E v A - Entonces espCrate un rato pa irle hacer empefi H u I N c A - Guena ho. Pucha que habis cambiao. E v A - La giiena via que m’estay dando voh PO. Y co esa tremenda agilida que tenis ahora quizas aonde vamo ir a parar. Ya, ven ho. H U I N C A - No pueo, en serio: no pueo andar. (Mirdn doselos) Pucha, como se le pueen hinchar tanto 10s pies a u cristiano. . . (Eva lo mira sonriendo) Pero no te riai PO. Y una vez tue un perro que muri6 hinchado. Pero no de ci rrosis, <ah?,61 no le hacia a1 trago; era lacho, eso si, lach y rosquero. §e llamaba “Torreja”, o sea que yo le puse asi Lo conoci un2 vez que lo venia persiguiendo un caballo p darle la fleta; gueno, primero I’ech6 C1 la anifia de pur0 jo dio qu’era, pero el caballo andaba de maleta porque parec que lo habia retao la ifiora, asi qu’el pobre “Torreja” le cay flor pa descargar la rabia. Era por alla por Temuco, o pare ce qu’esa vez yo andaba por otra parte. La cuesti6n ju qu’el caballo lo acorral6 en una pirca y lia empezar a tostar cuando vengo y lo agarro a pefiascazos, entonces el caball se chant6 y me peg6 una miri, asi como diciendo: “Gueno jy a voh quiCn te pas6 la guitarra?” Y entonces el “Torreja aprovecha qu’esti descuidao, pega un salto y le muerde un coco, ipucha, que manera de gritar ese pobre caballo! S esta cuesti6njue en la manana, per0 en la tarde toavia. . . E v A - (Riendo) iYa, dkjate de contarme mentiras, yo no quiero saber na! H U 1 N C A - Chis, re Guena: no pueo comer, no pue andar, no pueo tomar, y ahora no queris qui’hable. PCgam una pat5 en 10s ojos pa no mirar tambiCn PO. E V A - (Vu hucia 21, lo que& mirando) ZSabis que mas Vamo aclarar a1 tiro un asuntito 10s dos. Si esta cuesti6n n la tienen que hacer na 10s puros hombres, y menos cuand son tan caios del catre como voh: {Tai interesao en mi? 220

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=