Asi trabajo yo - tomo IV
más grandes. Y si le 1 9uiere abrir ojitos, tome ¡con una pura espi– na se le abren mansos 01ales! _ "Pa las cosas más grandes se usa un pedazo de cuero de zapa– to viejo, el cordobán, que le suaviza el lomo a las figuras. ¡Si es tan poco material el que usamos! Aquí nos querían traer máquinas pa pegar las patitas. ¡Creen que esto es como pegar un palo! Y queda todo hundido, no con la prolijidad de las manos. Imagíne– se cuando yo hago un chanchito de tres patas y le hago un hoyo · debajo de la colita pa que respire. Y si hago un barraquito, así, como Dios lo puso en el mundo, le pongo sus coquitas y el paja– rito. La máquina no le va a poner esas cosas. . . -se ríe-. ¡Ahhh, puchas que me da risa la gente preguntona, toda esa gente que viene a Quinchamalí, especialmente los gringos y estudiantes que preguntan cuanta burrá hay! El año pasado no más vino una delegación de estudiantes de la U. de Chile en Chillán, y yo estaba haciendo una guitarrera. Usted sabe que hay que ahuecar la greda pa que el tiesto respire. "¿Y para qué es este hoyito, señora?..." "S 1 . . " " Y ' - ¡ ? " "L b ·t " on os o¡os, ¡oven. ¿ este, senc;a.. . . a oqm a... "¿Y este hoyito de abajo?" "Es un poto pa que mee", les dije, y anotaron, popó para hacer pipí. "A veces las pomairinas nos echan tallas, aunque somos ami– gas, y nos hemos conocido en las exposiciones, nos echan tallas porque somos tan prolijas. 65
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