Kinesiología y discapacidad, perspectiva para una práctica basada en derechos
42 abanico de posibilidades para cada comunidad. Asimismo, existirá un nexo entre los diferentes niveles de atención en salud, con referencias y contra-referencias, estableciendo un continuo entre los servicios de rehabilitación hospitalaria, los de atención secundaria, los de APS y la comunidad. Si bien estos componentes se enfocan inicialmente a la pobla- ción adulta y personas mayores, en muchas comunas se ha ido expandiendo la atención hacia los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, entendiendo que la cobertura debe ser universal y que, en la medida en que se incrementen los recursos económicos, podrá crecer también la población objetivo. No se pretende únicamente ampliar el tramo etario, sino que a futuro se pro- yecta que puedan ser atendidas todas las PeSD, sin importar el origen de su condición; no solo ingresarían personas con discapacidades motoras, sino que también aquellas que posean discapacidades de origen sensorial (auditivo y visual), mental psíquica y mental intelectual. Para que esto ocurra, aún queda camino por recorrer, ya que para su concreción, el equipo básico de profesionales debe fortalecerse con otras disciplinas; por el momento, en algunos centros han surgido convenios con instituciones de educación superior que han permitido avanzar en este fortalecimiento, es así como en muchos CCR existen fonoaudiólogos y fonoaudiólogas que aportan en la resolución de las necesidades y atención integral de las personas. El rol de la atención secundaria y terciaria se enfoca en lograr un trabajo articulado en el que exista una continuidad en los procesos de rehabilitación desde etapas agudas y subagudas hasta la inclusión familiar y social en APS bajo la estrategia de RBC. Para lograr este objetivo, los profesionales de los ni- veles de mayor complejidad técnico asistencial, deben valorar la diferencia en las estrategias de rehabilitación de cada uno de los niveles y comprender que la complejidad social de la APS requiere la estrategia de RBC, es por esto que no se debe pretender que este nivel de atención sea una réplica de lo que ocurre en los otros. Pese a los aportes de este programa, la cobertura hacia todas las PeSD aún es escasa y en muchos establecimientos de la red de salud pública del país continúan existiendo largas listas de espera para acceder, incluso a los dispositivos de rehabilitación en APS. Una falencia importante del sistema, que no se pue- de dejar de mencionar, es la inexistencia de un programa de prótesis: si bien se han realizado algunos avances y programas piloto, aún no existe una respuesta eficiente para la entrega de este recurso a las personas que lo requieren; claramente el contar con este tipo de apoyo sería un facilitador importante para el logro de la inclusión. Finalmente, es un desafío que los y las profesionales de rehabi- litación y de salud en general conozcan con mayor profundidad la estrategia de RBC, y que esté incorporada en el currículum de las carreras de pregrado, como también en las instancias de perfeccionamiento y postgrado. Es responsabilidad de cada profesional incrementar y actualizar sus conocimientos para entregar una atención de calidad a las PeSD, sus familias y comunidades, aportando fuertemente al logro de la ansiada inclusión social. 1.3. Programa Asistencia Ventilatoria No Invasiva (AVNI) y Asistencia No Invasiva para Adultos (AVNIA). Es importante considerar también al grupo de personas que cursan enfermedades respiratorias crónicas y que ven impedidas o restringidas sus capacidades funcionales de desplazamiento y autovalencia, debido a su deficiencia en las funciones respi- ratorias y a la necesidad de asistencia ventilatoria no invasiva e invasiva, por lo tanto, también pueden estar en situación de discapacidad. Los programas que ofrece la red asistencial de salud para este grupo de personas incluyen el Programa de Asistencia Ventilatoria No Invasiva (AVNI) y el de Asistencia No Invasiva para Adultos (AVNIA), ambos dependientes de la División de Atención Primaria y redes asistenciales; sus lineamientos se enfocan en proveer asistencia ventilatoria no invasiva a niños, niñas y personas adultas con insuficiencia respiratoria, estable en sus hogares junto a sus familias para mejorar su calidad de vida, disminuir la sintomatología propia de la enfermedad y disminuir la morbilidad y mortalidad. El apoyo del kinesiólogo o la kinesióloga se realiza con visitas a domicilio semanales, en las que se supervisa la condición de cada persona, la del ventilador mecánico y se informa al equipo de su respectivo CESFAM, articulándose con el departamento broncopulmonar y el equipo del Programa AVNI/AVI del hospital correspondiente. También se ha creado el Programa de Asistencia Ventilatoria Invasiva para niños, AVI, y AVIA, Asistencia Ventilatoria Invasiva Adultos, que busca mejorar la calidad de vida de las personas y disminuir los elevados costos de hospitalización en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). El kinesiólogo o la kinesióloga, al igual que en el Programa AVNI/AVNIA, realiza prestaciones relacionadas con el soporte ventilatorio y, además de los cuidados posturales y activación motora corres- pondiente, se articula con el equipo prestador del servicio de soporte y asistencia ventilatoria contratado y con los equipos del Programa AVNIA Y AVIA del nivel terciario. 1.4. Programa de Dependencia Severa. En Chile, según el último Estudio Nacional de Discapacidad (Endisc II), existe un 16,7% de PeSD a lo largo del país. Para las personas de 18 años o más, este porcentaje se incrementa y llega a un 20,0% de la población. Dentro del total de personas adultas en situación de discapacidad existe un 40,4% que se encuentra en situación de dependencia funcional, esto quiere decir que, considerando su capacidad mental, física y/o de mo- vilidad, requieren del apoyo de un tercero para realizar ciertas tareas (SENADIS, 2016). Sin embargo, en este estudio no se encuentran datos que especifiquen el nivel de dependencia, es decir, este 40,0% pudiese incluir a personas con dependencia moderada y severa. En el Endisc I (2004) se encuentran datos específicos según nivel de dependencia, son estas cifras las que se utilizan en los documentos del MINSAL como fundamentos
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