Salud popular desde la mirada de líderes comunitarios: visiones y experiencias

52 y mecanismos según se necesite. De esta manera, com- prenderemos la participación como una acción cotidiana, propia de nuestra sociedad. Desde una perspectiva de salud , se puede comprender como una habilidad protectora de la salud, por dar la posibilidad de acceder, entender y resolver problemas de salud individuales y de su comunidad, junto a la cons- trucción con actores del sector salud y de otros espacios. Esta participación puede ser desarrollada de distintas maneras, las que han sido organizada en una escalera de la participación de tres niveles, descritos en la Figura 3 y descritas a continuación: a) NO PARTICIPACIÓN : Corresponde a dos niveles, abar- cando espacios de participación de manipulación, en las que actores que concentran poder utilizan la par- ticipación de la ciudadanía para sus propios fines; y terapia, en la que se canaliza la necesidad de partici- pación de la ciudadanía en procesos que no culminan en la materialización de dichas propuestas, sólo tienen un fin terapéutico. b) SIMBOLISMO : Corresponden a tres niveles en los que existen cambios, pero el control lo sigue teniendo una autoridad ajena a la ciudadanía. Por un lado, está la participación limitada al acceso o uso de información sobre los asuntos que el grupo de poder decide; los espacios en los que se consulta a la ciudadanía sobre opciones que el grupo de poder definió, y en el que las respuestas entregadas no aseguran que sean mate- rializadas; o bien cuando se aplaca la necesidad de participación de la ciudadanía por medio de espacios que permiten comprender la situación, pero aún así el poder sigue siendo concentrado en otro actor. c) CIUDADANÍA EMPODERADA : Finalmente, esta perspec- tiva abarca tres niveles de participación, en el que se posiciona a la ciudadanía como el actor principal de las decisiones. Por un lado, se encuentra la asociación colaborativa de las mismas organizaciones, ampliando la cobertura de la participación, y estableciendo espa- cios de decisión independientes de los grupos de poder; A su vez, existe la delegación de poder (princi- palmente por criterios técnicos o logísticos), en la que el colectivo define la figura que representa la toma de decisiones, pero se le exige cuenta pública y orienta- ción del trabajo a la figura delegada en las necesidades de la ciudadanía; finalmente, el control de los ciudada- nos se establece como la figura de mayor poder, cen- trado en que las decisiones cruciales se enfocan en la ciudadanía, y las figuras expertas residen dentro de la misma ciudadanía.

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