Brian, el nombre de mi país en llamas: cuadernillo de montaje de egreso

76 comprometido, por más que la cuarta pared se rompiera en diversos momentos con apelaciones directas, incluso con actuaciones bajo el escenario y muy cerca de los espectadores. Todo el tiempo fuimos parte de una masa de espectadores distanciados, pero en los cuales, sin embargo, se generaban percepciones y reacciones físicas a través de la poíesis de los actores, como los golpes de los neo nazis al cuerpo del actor Juan Valdez, o los disparos entre ellos, sensaciones que los espectadores, en determinadosmomentos, podían sentir en el cuerpo. Aquello hacía que nuestra participación distanciada rosara los límites, continuamente, con un tipo de participación comprometida. Este tipo de actividades y procesos dinámicos generados en el con- vivio para mantener la participación de los espectadores generaban una relación permanente entre espectadores y espectáculo. La orgía de los amantes enrabiados, el frenesí de la manada de cuerpos des- nudos y enmascarados vueltos locos, las coreografías y las golpizas hacían que la relación estética se produjera desde una experiencia corpóreo-mental. Uno de los momentos en que, como espectadores, sentimos la dimensión espacial del ambiente comunitario con mayor fuerza como una atmósfera generada por la experiencia corporal compartida (FISCHER-LICHTE & ROSELT, La atracción del instan- te. Puesta en escena, performance, performativo y performatividad como conceptos de la ciencia teatral, 2009) fue en la golpiza que el actor Juan Valdez representa sin terceros reales. El baile solitario, la música a un volumen alto e intenso, la oscuridad de la atmósfera, el humo que llegaba a las butacas y se devoraba al actor y que dio paso a la mímesis de una golpiza simultánea nos sumergió, queriendo o no, en el terreno de la violencia. Nos adentró a una estructura a-lógica que dependía más de las relaciones sensoriales que de las intelectuales. La información de este ambiente agresivo se proporcionó tan solo por los movimientos del actor, la música envolvente y la iluminación oscura. Los movimientos de baile y la posterior golpiza, en una secuencia re- petitiva, constante y direccionada, generó esquemas visuales rítmicos

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=