Brian, el nombre de mi país en llamas: cuadernillo de montaje de egreso
26 parecía bonito. Por eso quise mantener desde el inicio esta portada también ( señala la portada del libro ) que es como un caballo, el feto de un caballo. Me parecía que era un ejercicio entre niñez, caballo, yegua y todo es ejercicio de la violencia contenida y también desde la ternura. J: Sí, un poco nosotros también estamos trabajando harto eso: harto esa cuestión de la contención de la violencia, por ejemplo. Hablo mu- cho de eso. Cómo llevar esa contención al decir también. Y al estar. También trabajamos harto lo que son las acciones simultáneas. Hay un encuentro, hay alguien que canta, pero también hay alguien que habla, y hay un texto que se proyecta. Desde ese lugar hemos trata- do de no ser “realistas” en esta puesta en escena, y decirte “vamos a contar una historia”, pero sí tener consideración de los puntos de realidad para que el espectador se meta y no se distancie. Entonces desde ahí preguntarnos cómo la palabra se instala bien, porque es difícil decir poesía, a pesar de que es como dramaturgia contempo- ránea finalmente. D: Igual hay una cosa como novelada, ya que como escribo narrativa, mi poesía es muy narrativa, y que se evidencia en las en las primeras partes, que son como unas mini historias… J: Sí… nosotros tratamos de montar “La cajetilla incendiada y la mo- lotov” y no nos resultó. Porque era demasiado concreta para lo otro. Entonces después la sacamos. D: Igual me ha pasado con el Brian que me interesó escribirlo así, que es un personaje que hoy día podría ser como un flaite, pero un flaite también medio femenino. Entonces él tenía miedo de la ciudad. No calzaba en ese lugar del flaite clásico. Estaba en un intermedio que me parecía bonito. Físicamente uno podría pensar que era el clásico flaite, pero era más callado, era más tímido, también tenía miedo,
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