Brian, el nombre de mi país en llamas: cuadernillo de montaje de egreso
108 flecos con brillos y una voz suave en un rostro masculino. Pareciera ser un tercer género, construido por la combinación de excesos y pre- cariedades. Una propuesta de construcción de identidad de género. Una creación intermedia entre los extremos del binarismo. Es interesante mencionar que el personaje señalado se desenvuelve por esta ficción con total propiedad. Pareciera ser una especie de anfi- trión que da la bienvenida al mundo propuesto por Urqueta. Domina el espacio público nocturno, lidera coreografías y genera situaciones de intensidad escénica. Todo desde una imagen ambigua y contradic- toria, cuya fuerza radica en la subversión de la norma y en la claridad discursiva “en cuerpo”. Diversidad afectiva y sexual. La puesta en escena muestra variados momentos de la relación entre Daniel y Brian, dando cuenta del estado en el que se encuentran y las situaciones que viven. A lo largo de la obra, un mismo rol lo ejecu- tan varias actrices y actores sin importar su género, lo que terminó por proponer una gran panorámica de diversas relaciones afectivas y sexuales. No sólo se presentan relaciones entre dos hombres ho- mosexuales, como plantea la historia original, sino también habla de la homosexualidad femenina, la aparición de seres ambigüos en su apariencia, seres que no podrían ser catalogados inmediatamente como hombre o mujer, vinculándose a otros similares o muy diversos a ellos, proponiendo una interpretación de las ideas sobre el género y la sexualidad que se sustenta en que los géneros, las identidades se- xuales y las orientaciones sexuales no están esencialmente inscritos en la naturaleza humana, sino que son el resultado de una construc- ción social. En esta sucesión de escenas en pareja de Brianes y Diegos, apare- ce una relación heterosexual que justamente genera el contrapunto normado y necesario entre tanta diversidad, volviendo la escena un
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