Cuadernos Beauchef: ciencia, tecnología y cultura: vol. III Chile sobre la marcha

74 Cuadernos de Beauchef puede ser vista como una prolongación de las prácticas ya conocidas en la escena del arte y la cultura del siglo XX, particularmente en el ejercicio de las distintas vanguardias, y proyectadas en el desarrollo del denominado “arte conceptual”, el movimiento Fluxus y el arte Povera . Como epifenómeno, que por ahora interrumpe la soberanía del arte respectode las acciones colectivas o sociales, la performance democratiza los momentos manifestantes, anestesiando las autorías para privilegiar el carácter vicario de las proclamas. Ciertamente la (o el) performance , al ser producida(o) y reconocida(o) masivamente, ingresa en el espacio del artertainment : figuras como Björk, Lady Gaga, Antony Hegarty o Willem Dafoe pueden servir de ejemplos. Pero, más allá del “mercado de la experiencia” que capitalizó la industria del entretenimiento, las acciones que han devuelto el lugar mediador del cuerpo—sea cual sea su etiqueta o nominación— tienen un sentido político de urgencia incontestable. Desde 2011, año en que la revista Time eligió personalidad del año al manifestante, se han sucedido innumerables acciones colectivas. En Chile se repitieron las manifestaciones masivas, impulsadas por los estudiantes bajo la demanda de gratuidad en la educación. Ese mismo año, un vendedor de frutas tunecino se inmoló prendiéndose fuego, y desde ahí sobrevino una ola global de protestas en países árabes, en Grecia, España, Nueva York y Tel Aviv. Debemos entender las manifestaciones colectivas en tanto formas de acción política que remiten a un universo de prácticas organizadas, pero en permanente estado de tránsito. La constitución histórica, así como la delimitación cultural de estas manifestaciones, impiden separar el marco de referencialidad que las contiene; también su gradual institucionalización. El estallido social que conocemos desde el 18 de octubre de 2019 tiene mucho del trasfondo ideológico que precede a la idea de “manifestación”. Sea en su raíz latina como en su posterior evolución en las lenguas románicas, la idea de “defender”, “impedir” (que proviene de defendere ) se asocia a manus (la mano). De ahí su remisión a la idea de defensa y reivindicación, pero también a la de una presencia física. Dado el carácter polisémico de los vocablos, las distintas expresiones de la voz “manifestación” derivan en un objeto vago que impulsa a preguntarse por aquello que, más allá de las palabras, hace manifestación , en vez de dar sentido a lo que realmente

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