Cuadernos Beauchef: ciencia, tecnología y cultura: vol. III Chile sobre la marcha

67 Democracia en la era electrónica Un Estado del siglo XXI debería hacerse cargo de estos problemas, liderando una negociación colectiva con las empresas que administran nuestros datos y los explotan comercialmente. Cada vez que debemos aceptar una política de privacidad, redactada unilateralmente por un gigante de las telecomunicaciones, somos víctimas de un abuso de poder que resiente nuestra dignidad. En este ámbito, los ciudadanos nos encontramos huérfanos de derecho, sin posibilidad de que el Estado cumpla su promesa constitucional. Desde un punto de vista cívico, la web se ha transformado en un espacio carente de ética, en el que, por morbo y negocio, se captura indiscriminadamente información privada de las personas. Como sostiene Han (2013), Internet se ha convertido en un espacio pornográfico. Acuerdos cívicos Para constituir el Estado como un ser vivo se debe reconocer, en igualdad de importancia, el rol que juega cada uno de los integrantes del sistema y establecer compromisos que regulen sus interacciones conscientes. Sobre este principio político se proponen algunos acuerdos cívicos: • El sistema-Estado estará integrado por el territorio soberano de la nación, por los ciudadanos chilenos y por su red de comunicaciones. • Los ciudadanos “dan peso” a la información de la red. Cumplen un rol fundamental e irremplazable para que el sistema no colapse por ingravidez. • La propiedad privada es un compromiso de protección recíproco que legitima el usufructo de un bien (derecho) a cambio de una responsabilidad social explícita (contribuciones, impuestos, indemnizaciones, donaciones etc.). • Los ciudadanos son los propietarios de sus datos personales. Nadie puede usufructuar de ellos sin consentimiento previo y explícito.

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