Cuadernos Beauchef: ciencia, tecnología y cultura: vol. III Chile sobre la marcha

47 Simbolismo, legitimidad y protesta constitucional p. 10). Como señalamos respecto de los reyes, al presente no existen emperadores, pero la existencia de constituciones de origen ilegítimo o tiránicas es una realidad que faculta al pueblo para activar su derecho a la resistencia a la opresión, oponiéndose al texto ilegítimo. Este derecho es inherente al conflicto subyacente entre gobernados y gobernantes de toda sociedad. Maquiavelo hablaba de dos deseos contrapuestos e irreconciliables: por un lado, el deseo de dominar y, por el otro, el de no ser dominado. Finalmente, ese conflicto engendra una explosión creativa, dando luz a las constituciones democráticas y legítimas que gobiernan el conflicto para hacerlo lo más justo posible, limitando el deseo de dominar y coartando el ámbito en el cual uno puede ser dominado (Ferrás, 2013, pp. 58-75). En Chile, hemos observado que la población ha resistido a la opresión de un texto constitucional generado en dictadura y sin concurrencia de la ciudadanía a través de diferentes métodos, como la no violencia activa (el marcado de votos con la sigla AC en varias elecciones ha sido un ejemplo de especial éxito) o, recientemente, mediante la manifestación social masiva, especialmente desde el 18 de octubre. Siguiendo al constitucionalista americano Bruce Ackerman, un momento constituyente es ese especial momento en que la movilización ciudadana y de protesta social es tan intensa que aparece el llamado “poder constituyente”, que escapa de las decisiones políticas ordinarias y establece una idea del Derecho de carácter mucho más permanente y a través de un espacio de deliberación muchísimo más intenso. No sería exagerado pensar a las manifestaciones sociales de octubre de 2019 como la germinación de una semilla de cambio, plantada desde las protestas sociales del “movimiento pingüino” en 2006, regada y fertilizada por el “movimiento social universitario” de 2011, la que veremos si logra florecer luego de los plebiscitos constituyentes. La protesta social ha construido la idea de un “nuevo Chile”, que se construye mediante un texto constitucional establecido en democracia y con la participación organizada de ese mismo movimiento de manifestación social. De hecho, el caso chileno establece un nuevo paradigma sobre la protesta social como vehículo de construcción de una

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