Cuadernos Beauchef: ciencia, tecnología y cultura: vol. III Chile sobre la marcha

45 Simbolismo, legitimidad y protesta constitucional Siguiendo a Bartolo de Sassoferrato, por tanto, nuestra Constitución, aún vigente, posee un vicio grave de origen (haber sido establecida durante una dictadura, sin participación real del pueblo y mediante mecanismos arbitrarios) y, además, su ilegitimidad de ejercicio ha sido constante (la aplicación contra mayoritaria y expansiva que constantemente le ha dado el Tribunal Constitucional, así como la desconfianza institucional y los cerrojos que asfixian la voluntad popular). Este desajuste entre el elemento legitimador del pueblo, que se otorga a sí mismo su organización política fundando el Estado, y la imposición por la fuerza de un texto constitucional, es sin duda el elemento originario y fundante del movimiento de protesta sociopolítica del 18 de octubre de 2019. Por su parte, según el estadounidense John Rawls, el ejercicio del poder político es plenamente adecuado cuando se ejerce de conformidad a una Constitución, cuyos elementos esenciales pueden ser aceptados por parte de todos los ciudadanos, libres e iguales, de manera sensata y a la luz de los principios e ideales admisibles para la razón común humana. Para él, la legitimidad está asociada a cómo las instituciones distribuyen los derechos y deberes fundamentales, y determinan la división de cargas y beneficios derivados de la cooperación social (Rawls, 1993). En el cuadro constitucional chileno resulta evidente verificar que se establece un sistema contrario a un reparto igualitario de cargas y beneficios, instaurando la dogmática económica neoliberal que constriñe toda posibilidad de aspiración igualitaria. Asimismo, nunca ha existido en nuestro país el espacio deliberativo necesario para legitimar el texto constitucional. La ciudadanía no ha tenido espacios de participación en el origen del texto, pero tampoco en sus modificaciones; adicionalmente, el texto constitucional ha sido impotente en la generación de un espacio público poderoso; por el contrario, ha sido fuente de despolitización y destrucción de los espacios que existían. Por esto, resulta interesante recordar el proceso constituyente desarrollado por el segundo gobierno de Michelle Bachelet. Este fue, sin duda, el que abrió la puerta a la posibilidad de la discusión a gran escala de un nuevo texto constitucional

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