Cuadernos Beauchef: ciencia, tecnología y cultura: vol. III Chile sobre la marcha

29 El estallido chileno del 18 de octubre de 2019 entusiasmar a las nuevas generaciones; que no ofrece un buen sistema de educación y salud, ni alternativas laborales atractivas y dignas —menos jubilaciones justas—, es un país sin futuro e, inevitablemente, genera condiciones adversas que estimulan a la juventud a reaccionar en contra, en defensa propia, sin miedo y nada que perder. Así, por lo tanto, frente a un mundo adulto desautorizado y deslegitimado, nuestra juventud no tuvo otra opción que iniciar su revolución. Tal como lo dice el lema del escudo nacional —“por la razón o la fuerza”—, si los cambios no se lograron por la razón, pacíficamente, había que hacerlos por la fuerza. Pero, dentro de esta misma lógica, el estallido ya tenía una serie de antecedentes que lo fueron preparando, incluso internacionales. Recuérdese “La primavera árabe” (2010-2012) y todo lo que vendría después, aunque en Chile los estudiantes ya habían realizado movilizaciones pacíficas, como la “revolución de los pingüinos” (2006) y su correspondiente réplica (2011). Y esto tampoco se detuvo allí, en tanto posteriormente continuaron las manifestaciones, preparando las condiciones para lo que ocurriría a partir del 18 de octubre de 2019. En especial, aquellas protestas en el simbólico Instituto Nacional —en pleno centro de Santiago—, ya en modo “estallido social”, casi como pequeños ensayos generales para gatillar la revolución. Yendo incluso más atrás, en la misma década de 1990 la juventud chilena también se había manifestado pacíficamente, cuando decía “no estar ni ahí” con nada ni nadie. Los jóvenes ya desconfiaban del sistema; sabían o intuían que sería muy difícil lograr los cambios de fondo. La falta de democracia y participación, la carencia de ideales, líderes y referentes —incluida la corrupción—, impedían ver un futuro claro. La democracia y alegría que entonces no llegaron generaron profundas frustraciones en gran parte de nuestra sociedad, en especial en una juventud que se sentía huérfana, ignorada y abandonada. Fue entonces cuando los jóvenes optaron por buscar su propio camino: unos grupos se refugiaron en las tribus urbanas, otros en el fútbol y/o en las

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