Cuadernos Beauchef: ciencia, tecnología y cultura: vol. III Chile sobre la marcha
131 ¿Por qué socialismo? mostrar grandes diferencias, dependiendo de los patrones culturales que prevalecen y los tipos de organización que predominan en la sociedad. En esto pueden basar sus esperanzas los que se esfuerzan en mejorar la suerte del hombre: los seres humanos no están condenados, por su constitución biológica, a aniquilarse o a estar a la merced de un destino cruel, infligido por ellos mismos. Si nos preguntamos cómo puede cambiar la estructura de la sociedad y la actitud cultural del hombre para hacer la vida humana tan satisfactoria como sea posible, debemos ser conscientes de que hay ciertas condiciones que no podemos modificar. Como mencioné, la naturaleza biológica del hombre es, para todos los efectos prácticos, inmodificable. Además, los progresos tecnológicos y demográficos de los últimos siglos han creado condiciones que están aquí para quedarse. En poblaciones relativamente densas, asentadas con bienes imprescindibles para su existencia continuada, una división del trabajo extrema y un aparato altamente productivo son absolutamente necesarios. Los tiempos en que, mirando hacia atrás, parecen tan idílicos, en los que individuos o grupos relativamente pequeños podían ser totalmente autosuficientes, se han ido para siempre. Es solo una leve exageración decir que la humanidad ahora constituye incluso una comunidad planetaria de producción y consumo. Ahora he alcanzado el punto en el que puedo indicar brevemente lo que para mí constituye la esencia de la crisis de nuestro tiempo. Se refiere a la relación del individuo con la sociedad. El individuo es más consciente que nunca de su dependencia de la sociedad, pero no ve la dependencia como un hecho positivo, como un lazo orgánico, como una fuerza protectora, sino como algo que amenaza sus derechos naturales o, incluso, su existencia económica. Por otra parte, su posición en la sociedad es tal que sus pulsiones egoístas se están acentuando constantemente, mientras que sus pulsiones sociales, que por naturaleza son más débiles, se deterioran progresivamente. Todos los seres humanos, cualquiera sea su posición en la sociedad, están sufriendo este proceso de deterioro. Prisioneros a sabiendas de su propio egoísmo, se sienten inseguros, solos y privados del disfrute
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