Cuadernos Beauchef: ciencia, tecnología y cultura: vol. III Chile sobre la marcha
113 El desborde de una comunidad oprimida heterogeneidad; luego, en 2006, durante la denominada “revolución pingüina”, la demanda por el derecho a la educación, en respuesta al proceso de privatización, fue liderada por estudiantes de secundaria y, entre sus particularidades, se cuenta el uso de las redes sociales y la toma de establecimientos como una nueva forma de protesta social. Posteriormente, en 2011 y 2018 se lucha por un mayor financiamiento de la educación pública y por la igualdad de derechos entre personas de diferente género desde la educación superior, enfatizando el carácter estructural de sus reivindicaciones y exigiendo incidencia en la agenda de políticas sectoriales. En 2019, en respuesta al alza en la tarifa del transporte público, que tiene como telón de fondo el costo de la vida, el abuso y los privilegios de las elites dominantes, jóvenes de liceos emblemáticos evadieron el pago del pasaje del Metro, en una imagen mil veces repetida en Chile y en el extranjero. En todas ellas, gran parte de sociedad civil manifestó su apoyo a las reivindicaciones estudiantiles y sostuvo reiteradamente que la salida de tales crisis no estaba en políticas ad hoc , sino en una reforma estructural que considerara tanto las demandas específicas como el modelo de sociedad en su conjunto. Al respecto, los maestros gremializados siempre han estado al lado de los estudiantes, junto a los restantes movimientos como No más AFP, No más SIMCE, entre otros. Los otros actores, gobiernos de turno y políticos, siempre han llegado tarde y, de una u otra manera, han intentado instrumentalizar sus demandas o, las más de las veces, criminalizarlas (Miranda, 2020). Finalmente, en la relación feminismo y trabajo, la lucha por justicia en las relaciones de género ha sido publicitada como una “búsqueda de paridad” e igualdad de remuneraciones, desde una conceptualización lineal causa-efecto y reducida a un acceso paritario al mundo laboral. Con el estallido social se ha hecho visible una conceptualización compleja, que devela un mundo de violencias, microprácticas de desprestigio y dominación, que llevan como fondo la injusticia; mundos completos de subvaloración laboral que abarcan a hombres y mujeres; invisibilización oficial de la llamada “economía doméstica”, de los cuidados, de la reproducción de la vida, que no ingresa
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