Metodologías aplicadas para la conservación de la biodiversidad en Chile

Capítulo 3. La Clasificación de Especies Según Estado de Conservación - 93 92 - Metodologías para la Conservación de la Biodiversidad en Chile. y Ortiz et al. (1994) una revisión de vertebrados de la cuenca del Biobío. Para inicios de la década de 1990, se habían publicado diversas listas de especies amenazadas de extinción en Chile, siguiendo distintas metodologías y utilizando incluso distintas fuentes de categorías. Es por ello que, cuando en marzo de 1994 se publicó la Ley 19.300 sobre Bases Generales del Medio Ambiente, se mandató la generación de un procedimiento oficial único para evaluar el estado de conservación de las especies nativas de Chile con el objetivo de disminuir la dispersión de fuentes de categorización y entregar mayor certeza jurídica a los resultados. En ese entonces se encomendó a la recién creada Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) la tarea de definir el procedimiento para realizar esta evaluación oficial. Dicha labor, que tardó 11 años, concluyó en mayo de 2005 con la aprobación de un reglamento para la clasificación de especies según estado de conservación en Chile. Debido seguramente a estos once años de vacío normativo, se generó una serie de otros listados, tanto con el patrocinio de instituciones públicas como por iniciativa de los investigadores. Fue así como reptiles y anfibios fueron clasificados en el marco de una reunión final del IV Congreso Latinoamericano de Herpetología efectuado en octubre de 1996 en la ciudad de Santiago, cuyos resultados fueron publicados en el Noticiario Mensual del Museo Nacional de Historia Natural y allí se emplearon la categorías señalas en la Ley 19.300 (Núñez et al. 1997). Incluso la propia CONAMA, en el transcurso de su trabajo para definir un procedimiento oficial, impulsó la realización de una serie de talleres de especialistas, tendientes a clasificar a otros grupos taxonómicos. Los resultados de estas reuniones fueron publicados en 1998 en el volumen 47 del Boletín del Museo Nacional Historia Natural, el que incluye evaluaciones realizadas para helechos (Baeza et al. 1998), líquenes (Quilhot et al. 1998), plantas bulbosas (Ravenna et al. 1998), cactus (Belmonte et al. 1998), decápodos de aguas continentales (Bahamonde et al. 1998) y peces de aguas continentales (Campos et al. 1998). En este volumen se incluyeron 254 taxa de plantas, 59 de líquenes, 17 de crustáceos y 44 de peces con alguna categoría de estado de conservación. Por otra parte, algunos investigadores publicaron sus propias evaluaciones del estado de conservación, destacando propuestas para mamíferos terrestres (Cofré y Marquet 1999) y una para anfibios (Díaz-Páez y Ortiz 2003). Un importante hito ocurrió en 1998, con la publicación del Decreto Supremo N° 5 del Ministerio de Agricultura, conocido como Reglamento de la Ley de Caza, ya que dicho Decreto constituyó el primer cuerpo jurídico que contuvo un listado de especies según su estado de conservación. Lo anterior porque la Ley 19.473 (de 1996) al modificar a la Ley 4.601 sobre Caza, consideró en su nuevo artículo 3° la prohibición de caza y captura para las especies de fauna silvestre catalogadas en las categorías En peligro de extinción, Vulnerables, Raras o Escasamente Conocida; en consecuencia, al reglamento de la Ley Chile. Es el momento en el cual también UICN a nivel internacional estandariza el trabajo de los Libros Rojos (Red Data Books) creando una unidad de trabajo formal para tal fin (IUCN Conservation Monitoring Centre), ya que de forma previa esta labor fue desarrollada de una manera dispersa por diversos autores (Collar 1996). Fue así como, entre el 27 y 30 de agosto de 1985, CONAF organizó el simposio “Árboles y Arbustos Nativos Amenazados” en cual participaron 21 investigadores y especialistas, además de una veintena de profesionales de CONAF y otras instituciones públicas. Los resultados de este simposio, que se centraron exclusivamente en especies arbóreas y arbustivas, fueron publicados en 1989 en el “Libro Rojo de la Flora Terrestre de Chile” (Benoit 1989) e incluyó a 67 especies y dos géneros ( Proposis y Bethamniella ) definidas como amenazadas (11 En Peligro, 26 Vulnerables y 32 Raras). En el libro publicado, además de los resultados del simposio se incluyeron una serie de artículos, entre los que destacan una evaluación preliminar del estado de conservación de especies suculentas (Hoffmann y Flores 1989), uno sobre helechos de Chile continental amenazados (Rodríguez 1989) y uno para el estado de conservación de geófitas monocotiledóneas (Hoffmann 1989). Del mismo modo, en abril de 1987, CONAF organizó el simposio “Estado de Conservación de la Fauna de Vertebrados Terrestres de Chile” en el cual, 30 académicos e investigadores e igual número de representantes de CONAF y otros servicios públicos, revisaron el estado de conservación de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces de aguas continentales, excluyendo cetáceos y reptiles marinos. Los resultados de este simposio fueron publicados el año 1988 en el “Libro Rojo de los Vertebrados Terrestres” (Glade 1988), el que listó un total de 251 taxa de vertebrados terrestres clasificados, que incluyó la evaluación de algunas subespecies y de un género, de los que 199 se consideraron con algún riesgo de extinción, ya sea En Peligro, Vulnerable o Amenaza Indeterminada. La generación de los libros rojos nacionales constituyó la primera evaluación colegiada de carácter nacional y, desde su publicación, ambos libros rojos, tanto el de flora terrestre como el de fauna de vertebrados, se transformaron en importantísimos referentes técnicos en la materia. Del mismo modo, es a partir de estos simposios y sus resultados, que se generaliza el consenso de especialistas comounprocedimientomás reconocido para evaluar el estado de conservación de las especies de flora y fauna. Ambos Libros Rojos utilizaron en ese momento las categorías utilizadas por UICN desde 1982 (Squeo et al. 2010). Con posterioridad, diversos investigadores han publicado actualizaciones de las listas, así como también evaluaciones y listas de especies que no habían sido incorporadas en las dos publicaciones de CONAF. Para aves, Rottmann y López-Calleja publican en el año 1992 la “Estrategia Nacional para la Conservación de Aves” (Rottmann y López-Calleja 1992), Formas (1995) efectúa una revisión para anfibios

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