Metodologías aplicadas para la conservación de la biodiversidad en Chile
Capítulo 3. La Clasificación de Especies Según Estado de Conservación - 91 90 - Metodologías para la Conservación de la Biodiversidad en Chile. y, reglamentar la corta de bosques o árboles, la quema de bosques, rastrojos u otros productos de la tierra”. Federico Albert manifiesta su preocupación en el año 1902 al publicar un ensayo sobre “la caza en el país” señalando que “muchas especies que abarcan grandes extensiones del país ahora sólo están relegadas a sus confines australes…. y la principal causa del desastre ha sido la persecución para obtener en el menor tiempo posible la mayor cantidad de pieles de lobos finos, guanacos, nutrias y chinchillas, mencionando la extinción del elefante marino” (Albert 1902). En efecto en Chile, ya a fines del siglo XIX y primera parte del XX, varios autores mencionan especies en situación de amenaza o en peligro, promoviéndose la dictación de nuevas regulaciones, de hecho, en 1910 se firma un acuerdo entre Argentina, Bolivia y Chile para prohibir la captura, comercialización y exportación de chinchillas, apareciendo en 1929 la Ley 4.601 para regular la caza de animales en el país. Sin embargo, una lista de especies amenazadas fue plasmada de forma sistemática por primera vez en el año 1971, cuando el botánico Carlos Muñoz-Pizarro publicó el libro “Chile: Plantas en Extinción” en el que entrega el primer listado y reseña de 58 especies de plantas chilenas amenazadas, aunque sin asignar una categoría de estado de conservación como tal (Muñoz-Pizarro 1971). En el año 1974, Jürgen Rottmann publica, como parte de su labor en la recientemente creada Corporación Nacional Forestal (CONAF), un documento mimeografiado con la lista de aves con problemas de conservación. Posteriormente, el mismo autor publica en 1978 un nuevo documento que contiene una lista de aves y mamíferos en vías de extinción, documento que menciona como amenazadas a 19 especies de mamíferos y 26 de aves. Posteriormente, enelmarcodelPrimer Encuentro Nacional de Mastozoólogos, realizado en noviembre de 1980 en Talca, se elaboró una lista de mamíferos con algún nivel de amenaza, el que fue informado en las Publicaciones Ocasionales del Museo Nacional de Historia Natural, constituyéndose en el primer artículo de esta materia publicado en una revista científica a nivel nacional (Rottmann 1982). Más tarde, Jaksic y Jiménez (1986) publican una revisión del estado de conservación de aves rapaces, aunque a diferencia de las anteriores evaluaciones no asignan una categoría de conservación, sino que mencionan el estado de la especie en términos de su tendencia poblacional, ya sea que esté en declinación o no, aunque sin realizar ninguna estimación cuantitativa. Hasta ese momento el Estado no había tenido mayor participación en la gestión de estos procedimientos de clasificación, ya que fueron realizadas de forma individual por cada investigador, en base a su conocimiento y experiencia. No fue sinohasta la segundamitadde la década de 1980, cuando bajo el patrocinio de CONAF se dio inicio a un proceso de colaboración y consenso, entre sector público y de investigadores, para definir las listas de especies amenazadas de del estado de la biodiversidad a través del tiempo, así como también para aportar una guía en la definición de prioridades para realizar acciones de conservación. Los resultados actualizados de estas evaluaciones pueden ser revisados en www.redlist. org. Debido al reconocimiento y amplio uso que ha tenido el procedimiento desarrollado por UICN para clasificar especies según su estado de conservación, éste método ha sido adoptado por varios países, en algunos casos realizando ajustes al procedimiento, con la finalidad de determinar el estado de conservación de las especies de su territorio, tanto a escala nacional como regional (Miller et al. 2007). Esta experiencia sirvió de base para desarrollar un procedimiento similar para evaluar el estado de conservación de los ecosistemas (Rodríguez et al. 2 011). A junio de 2018, el número de especies evaluadas en las Listas Rojas de UICN a nivel mundial, en su mayoría vertebrados y plantas vasculares, supera las 93.000 y se incrementado a una tasa de casi 7.000 nuevas especies cada año desde el 2009. Algunasespecieshantenidomúltiples evaluaciones, siendo por ejemplo las aves, sometidas a evaluación en seis oportunidades (Rondinini et al. 2014). Dentro de las especies evaluadas globalmente se incluyen 1.418 especies nativas de Chile de las cuales 1.205 son animales y 213 son plantas (www. redlist.org) . Chile no ha adoptado oficialmente los resultados de las Listas Rojas de UICN para fines de gestión pública, sino que generó un sistema de evaluación nacional, y cuenta desde 2005 con un procedimiento oficial y regulado para asignar un estado de conservación a las especies nativas, con poco más de 1.100 especies evaluadas a la fecha. En este capítulo se revisa y discute la historia de la clasificación de especies según su estado de conservación en Chile, evaluando sus hitos, diferencias y desafíos, así como las implicancias que éste mecanismo conlleva para fines de gestión pública. 2. ANTECEDENTES 2.1 Historia de la clasificación de especies según estado de conservación en Chile Diferentes criterios e iniciativas de clasificación (1970-2004) En Chile la preocupación por la pérdida de especies y las primeras regulaciones a la sobreexplotación datan de mediados del siglo XIX, cuando ya en el Código Civil se establecieron algunas reglas generales para la ocupación (entendida como captura o corta) de plantas y animales, o cuando en 1891 se promulgó la Ley de Comuna Autónoma, que entregó a las municipalidades la facultad amplia, entre otras, de “Reglamentar el ejercicio de la pesca y caza, pudiendo prohibirla en lugares, en temporadas y procederes con armas determinados;
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