Metodologías aplicadas para la conservación de la biodiversidad en Chile

Capítulo 15. Educación para la Conservación de la Biodiversidad - 539 538 - Metodologías para la Conservación de la Biodiversidad en Chile. pasó, que sentí, que pensé, ¿cómo lo voy a traducir a conductas concretas de protección de la biodiversidad en mi vida?”. De esta manera, se motiva a los participantes a decidir respecto de comportamientos futuros, tales como visitar la naturaleza respetando senderos, sin pisar ni cortar flores, sin tallar iniciales en los árboles o las rocas, recogiendo la basura dejada por otros visitantes, llevando su propia basura de vuelta, o conclusiones más elaboradas, del tipo: “no pasearé a mi perro sin cadena por el bosque porque sé que puede dañar o dejar rastros que no pertenecen a ese ecosistema, o atentar contra otro ser vivo, igual de valioso que él”; “seré vegetariano porque tiene menor huella ecológica y porque no quiero matar animales ni siquiera para comer”, entre otras. Acción: La conceptualización es un paso importante, que aún se enmarca dentro de la “intención”. El ciclo experiencial se completa con la acción, es decir, poniendo en práctica los comportamientos de conservación de la biodiversidad como los mencionados. En un buen programa de EAAL es importante incluir un espacio para que los participantes lleven a cabo una acción concreta de cierre del ciclo experiencial, pues el respeto a la naturaleza como valor debe ser enseñado como todos ellos: practicando y no predicando. El ciclo experiencial es válido para todos los programas en terreno, sin embargo, los detalles de los mismos deben variar para cada grupo en particular. Neill (2007) plantea los factores que hay que tener en cuenta a la hora de diseñar un programa de EAAL. Lo mismo hacen las conclusiones del informe UNESCO (2012). Todos destacan la necesidad de ocupar una variedad de formas de enseñanza, adaptadas a distintos tipos de educandos, según la edad, los conocimientos, los intereses, las capacidades; también adaptadas a los contextos de aprendizaje, por ejemplo, las condiciones pedagógicas, las tradiciones culturales, la situación política; así como también a los recursos disponibles, tales como competencia de los docentes, materiales didácticos, tecnologías de la información y comunicación, los recursos financieros, entre otros. Es decir, no existe “una receta”: se debe considerar el contexto y los contenidos. Las experiencias significativas de EAAL también requieren de buenos anfitriones, profesionales de la educación, con experiencia y habilidades. Estas personas no solo deben tener conocimientos técnicos, sino sobre todo habilidades para interpretar la naturaleza de forma lúdica e interesante para potenciar las oportunidades que ella ofrece. provocará el deseo de repetirla, en tanto que si se participa en una experiencia carente de sensaciones positivas, se creará más bien un rechazo (Céspedes 2008). Al hacer uso de este recurso pedagógico se planifican momentos para las cuatro etapas del ciclo: una experiencia, una instancia de reflexión, seguida de conceptualización o generalización y finalmente, la aplicación. Este ciclo, con diferentes nombres, ha logrado inicialmente mayor aplicación en la educación de adultos, aunque también se aplica a la educación de estudiantes, por ejemplo, como estrategia de enseñanza de las ciencias (ECBI, EEPE) donde se enfatiza la aplicación del método científico a la resolución de algún problema. Sin embargo, el mismo Ciclo Experiencial también puede y debe ser usado en cualquier tema o asignatura que sea abordada en una experiencia de terreno cuyos objetivos vayan más allá de la educación científica propiamente tal. Cualquier programa que no complete el ciclo, habrá desaprovechado parte de su potencial. Experiencia: sentir el aroma de la tierra mojada, caminar en silencio por un sendero en un bosque, plantar una semilla, recoger los frutos de la huerta, descubrir una bella flor silvestre, observar la conducta agresiva y territorial de un picaflor, el encuentro con un animal silvestre, observar procesos de alimentación de un predador, pueden ser todas experiencias importantes en el desarrollo de la conexión emocional con la naturaleza. Reflexión: Cualquiera de las experiencias anteriores o miles de otras similares, pueden servir de base para instancias de reflexiónpersonal. Por ello se entiende el espacio de introspección para mirar hacia atrás y al interior, con el objetivo de reconocer las emociones experimentadas, los aprendizajes logrados, tanto desde el punto de vista personal como profesional. Esto se logra organizando momentos para analizar y responder preguntas del tipo “¿cómo me sentí, qué sentí, que aprendí, qué me gustó?”. Reflexionar respecto de lo pasado, comprender las emociones experimentadas, las preferencias y los aprendizajes logrados es una actividad complementaria y enriquecedora del proceso educativo. Comprenderse a sí mismo, las propias preferencias, creencias, valores y prioridades es la primera etapa en la afirmación de conductas protectoras del medio ambiente. Ello hace posible sentar la base necesaria para momentos posteriores de conceptualización, es decir, para analizar las proyecciones, para mirar hacia afuera, extrapolar las emociones y aprendizajes propios hacia otras personas y hacia el futuro. Conceptualización: Esta etapa se enfoca en analizar las implicancias de la experiencia y llevar la reflexión hacia un plano más general, proyectando hacia el exterior, hacia otras personas así como al futuro, en que se analizan las consecuencias de lo vivido para la vida propia y la de otras personas, así como el propio vínculo con la biodiversidad y su conservación. En un momento programado para la conceptualización se lleva a los participantes a responder interrogantes tales como “esto que

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