Metodologías aplicadas para la conservación de la biodiversidad en Chile
Capítulo 15. Educación para la Conservación de la Biodiversidad - 531 530 - Metodologías para la Conservación de la Biodiversidad en Chile. espacio operacional en que surjan, y no hay ninguna acción humana sin una emoción que la establezca como tal y la torne posible como acto” (p.21). También Maturana y Verder-Zöller (1999) manifiestan que “los seres humanos vivimos en un continuo fluir emocional consensual en el cual aprendemos en nuestra coexistencia en comunidad” (p.14). Corroborando el mismo punto, la Dra. Amanda Céspedes, destacada neuropsiquiatra infanto-juvenil, en su libro Educar las emociones, educar para la vida (2008), explica la reacción de nuestro organismo cuando está en contacto con la naturaleza y nos entrega fundamentos biológicos de la importancia de aquello: EI estado anímico se relaciona de modo estrecho con la capacidad de goce. Esta capacidad primaria de nuestra vida emocional tiene su asiento anatómico en un sistema neuronal llamado “núcleo accumbens”, el cual posee una rica red de neuronas dopaminérgicas conectadas profusamente con el sistema Iímbico. Este sistema neuronal es conocido como “sistema de la gratificación”; cada vez que experimenta una emoción positiva, activa el “núcleo accumbens” donde se liberan grandes cantidades de dopamina, estableciéndose un circuito que induce a repetir la experiencia. EI núcleo accumbens del ser humano es activado intensamente por las emociones positivas derivadas de las experiencias de vinculación, de las estéticas y espirituales, y del íntimo contacto con el entorno natural. (p. 37) Además, dentro de la misma publicación en un apartado titulado El problema de los educadores virtuales, al explicar el papel que juega la televisión, los videojuegos y, en general, las pantallas en la educación emocional, menciona: “La familia tiene una tarea concreta que exige solo voluntad y capacidad de tomar decisiones inflexibles. Los niños deben aprender tempranamente (antes de los cinco años) que mirar TV es una actividad más entre muchas otras y que la principal es jugar activamente al aire libre” (p. 112). Además de estos estudios neurobiológicos, hay investigaciones recientes que examinan las conexiones entre la participación de actividades en el entorno natural en la infancia y el ecologismo de adultos, a partir de una perspectiva del ciclo vital. Una de estas investigaciones fue llevada a cabo por Wells y Lekies (2006). Estos investigadores entrevistaron aproximadamente a 2.000 adultos entre los 18 a 90 años de edad residentes de las zonas urbanas en los Estados Unidos con respecto a sus experiencias de infancia en relación a la naturaleza y sus actuales actitudes y comportamientos relacionados con el medio ambiente. El análisis de las respuestas muestra que el contacto con la naturaleza durante la infancia fijó en aquellos niños una trayectoria hacia el ecologismo adulto. Específicamente, la participación de niños en experiencias de contacto con la naturaleza no intervenida, como el senderismo, juegos en la naturaleza, acampar, la caza o la pesca, así como la participación con la naturaleza intervenida, tales como la recolección de flores o frutas, la plantación de No se trata de una nueva enfermedad quesepuedatratarconmedicamentos, sino de un trastorno social. Estamos hablando esencialmente de las mismas dolencias que aquejan a los animales cuando les sacas de su hábitat natural y los encierras en un zoo o en un laboratorio. Tan sólo existe una cura posible: la vitamina N, de Naturaleza. Esta afirmación se sustenta en el cúmulo de investigación que demuestra que gran parte de quienes se interesan en temas de conservación de la biodiversidad, con certeza en algún momento de sus vidas tuvieron una experiencia significativa de contacto con la naturaleza. Diversos estudios y disciplinas nos corroboran que cuando estas experiencias de conexión emocional con la naturaleza se producen temprano en la niñez, son instancias que forman valores, actitudes y sustentan una visión del mundo que perdura a lo largo de toda la vida (Wilson 1994). Desde la disciplina de la ecología evolutiva, diversos pensadores refuerzan el mensaje de la importancia de los afectos. Por ejemplo, existe el concepto de “biofilia” destacado por Wilson (1984), referente a la “afiliación” emocional, el amor, o lazo instintivo entre los seres humanos y otros sistemas de vida. El autor mencionado define biofilia como “la necesidad de afiliarse con otras formas de vida”. La propuesta de Wilson (1984) es que las profundas afiliaciones o vínculos que los humanos tienen con otras formas de vida están escritos en nuestra biología. Esta hipótesis ayuda a comprender por qué el común de las personas se preocupa, y a veces incluso arriesga su vida, para salvar a animales domésticos y silvestres, y mantienen plantas y flores dentro y fuera de sus casas. En otras palabras, el amor que los seres humanos sienten por los demás seres vivos, ayuda a preservar la vida. Somos producto de la evolución de la vida en el planeta y estamos insertos en su red. Esta es la razón por la cual el ser humano no solo busca el contacto con la naturaleza y se conecta emocionalmente con ella, sino que además, lo necesita. Otra vertiente que sustenta la importancia del contacto con la naturaleza proviene del campo de la neurociencia, puesto que las emociones son vitales en el desarrollo de conductas “protectoras”; es decir, “se protege lo que se ama”, y nada lleva más a amar la naturaleza que tener “experiencias significativas” en ella. Es más, algunos autores también destacan que son las emociones las que proveen una variedad de estímulos que crean curiosidad y deseos de saber más respecto de aquello que nos rodea, cumpliéndose así con el primer pilar de todo proceso educativo: la motivación. Etimológicamente, el término de emoción viene del latín emotio - onis que significa “el impulso que induce a la acción”. De allí que las emociones sean tan importantes para el proceso de enseñanza-aprendizaje; es necesario provocar y mantener el interés y la curiosidad necesaria para garantizar aprendizajes de calidad. Al respecto, Maturana (1991) plantea que “todas las acciones humanas se fundan en lo emocional, independientemente del
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