Metodologías aplicadas para la conservación de la biodiversidad en Chile

Capítulo 13. Bases que Explican la Existencia de Áreas Silvestres Protegidas - 491 490 - Metodologías para la Conservación de la Biodiversidad en Chile. a una dimensión más espiritual, recreativa y educacional. Los servicios ecosistémicos, al estar interrelacionados y en buenas condiciones, contribuyen al bienestar humano en temas de seguridad, salud, en las relaciones sociales y el acceso a los recursos naturales (Zakri 2003; EASAC 2009). Existen distintas maneras de conservar, como por ejemplo la conservación ex situ, la cual consiste en proteger elementos fuera de su lugar natural. Otra modalidad corresponde a la conservación in situ y puede ser aplicadaaelementosde labiodiversidad a nivel de genes, especies, ecosistemas, y la investigación de la biodiversidad, la cual busca ampliar los conocimientos para comprender sus interacciones y realizar medidas al respecto. Las áreas protegidas son consideradas actualmente las principales y más efectivas figuras de conservación in situ (MMA 2015). 4. PRIMERAS ÁREAS SILVESTRES PROTEGIDAS Las primeras áreas silvestres protegidas surgieron en lugares donde las comunidades, pueblos o religiones le asignaban un significado cosmológico, ya sea a bosques, ríos u otros componentes naturales, entre los que se distinguen los Sitios Naturales Sagrados. Según la UICN (Dudley 2008), un Sitio Natural Sagrado corresponde a un “área de agua o tierra que tiene especial significado espiritual para los pueblos y comunidades”. Se logran identificar distintos casos de sitios sagrados desde hechos prehistóricos, culturas indígenas hasta ideologías religiosas, como por ejemplo Stonehenge en Inglaterra, el Parque Nacional Tongariro de las tribus maorís en Nueva Zelanda y el Pico Sri Pada-Adams en Sri Lanka, que tiene importancia tanto en las religiones budistas, cristianas, islámicas e hindúes (Wild et al. 2008). Estas zonas concuerdan muchas veces con áreas claves en conservación, ya que han logradomantener altos niveles de biodiversidad, por la forma en que han sido manejadas. Por esta razón es que se han integrado legalmente Sitios Naturales Sagrados a sistemas de áreas silvestres protegidas o corresponden actualmente a áreas prioritarias de conservación. Las autoridades en estos casos reconocen o deberían reconocer los derechos de los pueblos indígenas sobre los territorios, amodo de respetar la cultura y el uso sustentable de los recursos naturales presentes, mediante su integración en los programas de manejo. La cualidad de estas zonas es que logran establecer una dualidad de conservación en las culturas involucradas junto con los ecosistemas, lo cual ayuda a la comprensión de la historia y estado natural del lugar, es decir corresponden a un patrimonio cultural (Larsen et al. 2008; Wild et al. 2008; Papayannis et al. 2009). Se estima que a nivel mundial existen entre 400 a 800 millones de hectáreas pertenecientes a comunidades locales y el 7% del territorio terrestre es propiedad de las religiones mayoritarias (Wild et al. 2008). Muchas de estas áreas corresponden a sitios sagrados, los cuales podrían ser un sí es determinado por la riqueza y la diversidad de los lugares. También postula la influencia negativa que han ejercido las personas sobre el mundo a causa del crecimiento poblacional, debiendo existir políticas que logren revertir la situación. Por último, invita a valorar la calidad de vida, tomar consciencia y ser partícipe del cambio (Light et al. 2003). Por otro lado, podemos identificar una corriente más antropocéntrica al comprender el valor atribuido por las personas a la naturaleza a través del significado utilitario que le otorgan a los términos relacionados con ella (utilitarismo). Por ejemplo, Urteaga (1999) establece que la definición de recurso natural en la mayoría de los casos (desde un punto de vista tanto económico como geográfico) se verá modificada por el contexto histórico en que se describa y siempre presentará un carácter antropocéntrico, ya que su conceptualización es realizada por el hombre. Por dar un ejemplo, recurso natural en el diccionario de la Real Academia Española se entiende como un “conjunto de elementos disponibles para resolver una necesidad o llevar a cabo una empresa” (Real Academia Española 2014); de aquí es posible deducir la connotación de bien para el uso humano que se le atribuye, sin considerar implícitamente su valor intrínseco. Ambas posturas, tanto de ecología profunda como antropocéntrica, difieren en las bases y el desarrollo al cual se quiere llegar como sociedad en conjunto. Se asocia a las corrientes ambientalistas y ecologistas con la conservación de la naturaleza por su valor intrínseco, y a las antropocéntricas por su valor utilitario. Sin embargo, se podría suponer que muchos de los discursos que hoy dicen ser ecologistas (ecología superficial) tienen sus orígenes en el antropocentrismo, ya que surgen de la necesidad que impulsa al humano a crear y mantener las condiciones necesarias del hábitat para su desarrollo y con ello su subsistencia, más que por un tema ético (Folchi 2001). Bajo una mirada crítica, existe una similitud entre ambas posturas, ya que cada una sugiere una visión individual de la problemática, sin embargo, existe una interdependencia entre ellas, lo cual debería verse reflejado en el cómo manejar los territorios. Una manera contemporánea de conceptualizar y comprender los beneficios de la naturaleza para la humanidad es a través de los denominados servicios ecosistémicos. Este término se refiere a grandes rasgos a cuatro tipos de beneficios: los servicios de provisión, de regulación, culturales y de soporte (Millennium Ecosystem Assessment, 2005). Los servicios de provisión se asocian a los bienes que otorgan los ecosistemas como agua limpia, recursos genéticos, alimento, entre otros; los de regulación son aquellos que logran mantener por ejemplo el clima, mitigar impactos producidos por contaminación y controlar inundaciones, según las condiciones de los ecosistemas; los de soporte otorgan la estructura para la vida, como la formación de suelos, ciclos de nutrientes y la producción primaria (vegetal); finalmente los culturales se encuentran asociados

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