Metodologías aplicadas para la conservación de la biodiversidad en Chile
Capítulo 11. Planificación Sistemática para la Conservación y los Servicios Ecosistémicos - 429 428 - Metodologías para la Conservación de la Biodiversidad en Chile. viabilidadpoblacional utilizanmodelos para identificar requerimientos de hábitat, incluyendo superficie y conectividad, para que una especie o población persista en un determinado período de tiempo (Boyce 1992). Al modelar de manera espacialmente explicita y se integran al análisis de selección de reservas, permiten evaluar umbrales de tamaño y conectividad que pueden transformarse en metas cuantitativas. Requieren gran cantidad de información de alta calidad para producir resultados útiles, por lo que su uso se limita a asesorar los otros métodos ya descritos (Cabeza y Moilanen 2001). Como es de esperar, no existe un métodoideal,porello, larecomendación es utilizar más de un método para definir metas que permitan iniciar el ejercicio de planificación sistemático, reconociendo que las metas definidas deben ser revisadas de manera iterativa y permanente, integrando nueva información. 3.4 Evaluación de aporte de reservas existentes Al contar con una serie de objetos de conservación geográficamente explícitos, es relativamente simple conocer la proporción de cada uno de ellos dentro de áreas de conservación ya establecidas ( Gap analysis, sensu Scott et al. 1993). Este análisis permite dimensionar la brecha de implementación existente respecto a los objetivos planteados en la etapa anterior, sirviendo incluso de guía para reevaluar la factibilidad de las metas cuantitativas. Ejemplos de esta etapa son el análisis de proporción de tipos forestales en el SNASPE (CONAF-CONAMA-BIRF 1999) o el análisis de representación realizado por Pliscoff y Fuentes-Castillo (2011) para ecosistemas terrestres de Chile, utilizando distintos escenarios de áreas de conservación. 3.5 Propuesta de nuevas reservas En este paso se proponen redes de reservas que cubren las brechas de conservación identificadas en el paso anterior. Más específicamente, se generan diseños alternativos de reservas que cumplen con los objetivos cuantitativos acordados a un mínimo costo. Otra forma de ver el mismo problema es maximizar el logro de objetivos, sujeto a una restricción presupuestaria. En este punto los algoritmos de priorización contenidos en herramientas de apoyo a la toma de decisiones como Marxan o Zonation pueden ser de gran ayuda (Ball et al. 2009, Moilanen et al. 2009). 3.6 Implementación y monitoreo La implementación pasa por un adecuado conocimiento y reconocimiento de los actores territoriales, especialmente del conocimiento ecológico local y tradicional y de la forma en que los actores utilizan los servicios ecosistémicos de acuerdo a valores y creencias. El éxito de un programa de implementación y posterior monitoreo pasa por generar un puente permanente entre las distintas miradas existentes al territorio. La implementación depende de personas y grupos interactuando estrechamente para tomar decisiones y en cada momento va mejorándose y permitiendo tomar mejores decisiones (Carwardine et al. 2009). Rondinini y Chiozza (2010) revisan la forma en que se han definido las metas cuantitativas, así como ventajas y desventajas de distintos métodos y los clasifican en: 1) Relación especie-área. Se basa en estimar el número de especies en base a la proporción de hábitat original remanente. Utiliza solo información general pero adolece de especificidad para distintos tipos de hábitat. Propone metas sobre el mínimo de 20% de área de cada hábitat, especialmente en planificación de reservas marinas ante escasa información biológica. 2) Relación hábitat específico de especie y área. Similar al anterior, pero asigna distintas curvas de acumulación de especies para distintos hábitats, reflejando las diferencias en número de nichos ecológicos por unidad de área, o endefinitiva, el input energético en cada tipo de hábitat (Gaston 2000). Inventarios de especies por tipo de hábitat permiten estimar curvas de acumulación de especies específicas, lo que requiere de bastante información. Ejemplos de aplicación de este método ( e.g. Desmet y Cowling 2006), han utilizado metas de 14 a 30% de cada hábitat para representar del 70 al 80% de las especies. 3) Principios heurísticos de los patrones y procesos de biodiversidad. Consiste en reglas basadas en conocimiento experto, asignando mayores o menores metas cuantitativas a elementos en función de su relevancia y grado de amenaza, ante la ausencia de evaluaciones más formales ( e.g. Pressey et al. 2003 o Rodrigues et al . 2004). Ejemplos para especies van desde “todas las ocurrencias de especies en peligro crítico o en peligro (Chan et al. 2006) hasta un cierto número de registros o localidades con presencia (Pressey et al. 2003). 4) Principios heurísticos asociados a provisión de servicios ecosistémicos. Los beneficios que la gente obtiene de los ecosistemas son clasificados por Hassan et al. (2005) en cuatro categorías. Aunque altamente subjetivas, ejemplos de metas para servicios ecosistémicos pueden ser 50% del carbono almacenado sobre y bajo el suelo, proporción de casas que puede afectar el deslizamiento de un terreno, 75% de áreas ganaderas, 40% de la producción de agua en macrocuencas (Chan et al. 2006). 5) Compromiso entre la meta cuantitativa y el tamaño del área protegida. Se basa en un análisis costo-beneficio entre cantidad de elementos en el sistema de reservas y costodelmismo ( e.g. área total del conjunto de reservas). Si bien debe ser utilizado complementando los otros métodos, posee la ventaja de no requerir más información que la distribución de los elementos a conservar. Este método es más bien un análisis de sensibilidad entre las metas cuantitativas que se logra cubrir a un costo determinado, siendo útil identificar si pequeños incrementos en el área reservada pueden generar ganancias relativamente grandes en biodiversidad protegida. 6) Análisis de viabilidad poblacional espacialmente explícitos. Los análisis de
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