Metodologías aplicadas para la conservación de la biodiversidad en Chile
Capítulo 11. Planificación Sistemática para la Conservación y los Servicios Ecosistémicos - 425 424 - Metodologías para la Conservación de la Biodiversidad en Chile. identificación de quiénes participan y qué necesitan es clave para el éxito de todo el proceso (Knight et al. 2009). PSC requiere de la definición de objetivos generales y específicos, los cuales luego se transforman en metas cuantitativas. Por ello, es imprescindible primero identificar a las principales partes interesadas del territorio. Luego, en base a talleres u otro formato, se logra establecer preliminarmente objetivos de protección y restauración de distintos elementos, desde especies y poblaciones particulares hasta servicios ecosistémicos, manteniendo siempre una noción de la prioridad que los actores le dan a cada uno de ellos. Además, se identifican objetivos socioeconómicos para “proteger e incrementar intereses sociales y económicos para la región y sus habitantes” (Ardron et al. 2010). Se evalúa además las oportunidades para la implementación y potenciales conflictos (Knight y Cowling 2007). Idealmente, en esta etapa se esboza una estrategia de implementación ( sensu Knight et al. 2006), identificando las acciones requeridas para lograr los objetivos planteados. Esta estrategia es la base que facilitará la acción colectiva y colaborativa, previniendo el desgaste de los actores en el proceso. 3.2 Recopilación y preparación de información El objetivo de esta etapa es preparar la información cartográfica necesaria para el análisis sistemático, desde el limitar y dividir el territorio a planificar en unidades de planificación, hasta la incorporación de información de objetos de conservación y costos a estas unidades. Por ello se cartografía un conjunto de objetos de conservación que represente los objetivos esbozados con partes interesadas en el proceso participativo. En esta etapa además se compila información geográfica de los usos humanos de la tierra, incluida tenencia de la tierra, áreas protegidas, tipos de uso, centros poblados, red de caminos y otra infraestructura, información que puede traducirse en índices de amenaza y costo de implementar y mantener la red de reservas. Con toda esta información, será posible responder para cada unidad de planificación si pertenece o no al nuevo sistema de reservas propuesto. Unidades de planificación Se trata de las unidades en que se divide el territorio a planificar y sobre las cuales se toma la decisión de incorporarlas o no al nuevo sistema de reservas. El tamaño, número y forma de las unidades de planificación que se utilicen en PSC obedece a varias consideraciones. El tamaño depende de la resolución de la información que se utilice, pues no puede ser menor que la información más gruesa. Tamaños muy grandes harán menos eficiente el resultado final del ejercicio, obteniendo una solución de mayor costo para conseguir los mismos objetivos (Nhancale y Smith 2011). El tamaño del territorio a planificar puede ser determinante como factor también, con más unidades de planificación mientras más grande sea, manteniendo los otros factores constantes. En cuanto al número de unidades, por lo general, los algoritmos funcionan adecuadamente hasta las 30.000 y abrumadora complejidad”. Dado que para disminuir la brecha de implementación, será necesario incluir más explícitamente factores sociopolíticos en la formulación de los problemas ( e.g. Knight et al. 2006), será necesario enfocarse en maneras de involucrar a los distintos actores en el proceso desde un inicio. Más recientemente, dado que los sistemas de reservas son difíciles de implementar en su totalidad y debido a la necesidad considerar los servicios ecosistémicos enunsentidomás amplio, se ha buscado formas de generar una “infraestructura ecológica” (Snäll et al. 2016) o zonificación que valora el aporte que hace cada tipo de uso en 3. PROPUESTA METODOLÓGICA En esta sección se resumen las principales etapas de un proceso de planificación sistemático. Se debe tener en cuenta que PSC es un proceso iterativo y de mejoramiento continuo, por lo que las etapas no deben ser consideradas necesariamente de manera secuencial. Por otra parte, existen distintas propuestas de etapas según distintos autores (Margules y Pressey 2000, Groves et al. 2002, Sarkar 2014), aquí se presentan el esquema más general posible de elementos a ser considerados en el proceso de PSC. 3.1 Partes interesadas, proceso participativo y definición de objetivos generales Al decidir sobre un territorio es imprescindible que sus habitantes y otras partes interesadas participen activamente (McCall 2003). La el territorio. Muchas veces un uso del territorio permite la mantención de algunos servicios, pero es excluyente de otros. Esto ha llevado a que las nuevas herramientas propongan zonas o tipos de uso sugeridos (Macfadyen et al. 2012), esto lleva el foco binario de reserva o no reserva a uno en que distintos tipos de uso se coordinan para mantener los servicios ecosistémicos y la biodiversidad de un territorio. Sin embargo, existe un largo camino para contar con un marco conceptual que permita priorizar áreas por servicios ecosistémicos considerando su provisión, proximidad de sus beneficiarios, accesibilidad, demanda y configuración espacial de sus flujos (Maes et al. 2012). planificación de un territorio debe ser entendida como un proceso de aprendizaje social, en que personas con diversas perspectivas desarrollan un marco común de entendimiento como base para su acción colectiva (Schusler et al. 2003) La efectividad de PSC requiere por lo tanto de la participación de las partes interesadas desde el inicio del proceso (Ardron et al. 2010). La participación de partes interesadas permite intercambiar y aunar visiones sobre lo que se espera del territorio, se fomenta el compartir información, se facilita la toma de decisiones en conjunto y se logra apoyo al proceso, debido a una mayor comprensión de las partes interesadas sobre cada una de las etapas. Desde el punto de vista de los que lideran el proceso, se logra un mayor grado de responsabilidad sobre los compromisos que se adquieren (Ardron et al. 2010). La clara
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