Los territorios que habita(re)mos: ¿Qué futuro existe para las zonas de sacrificio?

nacionalista promovió el autoabastecimiento de combustibles líquidos en el país, lo cual implicaba construir una ‘refinería nacional’. El caso de Bocamina es muy paradójico. A principios de la década del sesenta, la producción nacional de carbón sufría las consecuencias de la penetración del petróleo en el mercado de los combustibles indus- triales. Las minas de carbón de Coronel y del resto del Golfo de Arauco se encontraban atrapadas en un círculo vicioso de cesantía, pobreza y descontento. Para hacer frente al problema social del carbón, en 1964 el gobierno accedió a construir una planta termoeléctrica a base de dicho material en esa zona, y así evitar el cierre de las minas. La iniciativa, que nació de los actores locales, fue muy resistida por ENDESA, que en esa época apostaba por la hidroelectricidad. La planta, emplazada “a boca de mina” (de ahí su nombre), entró en operaciones a mediados de 1970, para satisfacción de los habitantes de Coronel. A pesar de que las con- secuencias ambientales de este tipo de instalaciones eran conocidas en el mundo desde fines de los años cincuenta, nadie reparó en ello al mo- mento de su construcción. Las ciudades del carbón estaban habituadas al humo de este combustible, que se usaba profusamente. Luego del golpe de Estado, la política económica y energética del país cambió radicalmente. Se promovió la autofinanciación y privatización de las empresas estatales. ENDESA, eximida de su responsabilidad con los mineros del carbón, decidió alimentar las calderas de Bocamina con carbón importado, más barato. Esa decisión condenó a las minas de carbón de Lota y Coronel a su cierre definitivo, el cual se concretó en 1997. Años más tarde, cuando ENDESA ya había sido privatizada, deci- dió construir una segunda central en el mismo lugar para aprovechar la infraestructura existente: Bocamina II (2012). Lo mismo hizo la empresa Colbún, propietaria de la central termoeléctrica Santa María (2012). En Ventanas ocurrió lo mismo. AES Gener decidió construir dos centrales más: Nueva Ventanas (2006) y Campiche (2013). La construcción de todas estas centrales se explica por el modelo energético del país, el cual delega la iniciativa de inversión a los privados y, hasta hace poco, incentivaba la construcción de plantas termoeléctricas a carbón. Éstas eran más fáciles de construir en corto tiempo y el sistema de tarificación les garantizaba beneficios, a pasar de tener una operación costosa. Til-Til es otro territorio en el que se concentran impactos de numero- MAURICIO FOLCHI POSITION PAPER N°1 / SERIE DESASTRES SOCIONATURALES .32. Académico del Departamento de Ciencias Históricas y Director del Núcleo Interdisciplinario en Estudios Socioambientales (NIES) de la Universidad de Chile.

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