Diseño urbano y sus aproximaciones desde la forma, el espacio y el lugar. Serie II
283 Parte 5. La forma, discusión pendiente en grandes proyectos, tal como en pequeñas intervenciones Gigante egoísta En sus orígenes, la verticalización tuvo como objetivo optimizar el suelo de condiciones favorables, con atributos urbanos, para así permitir el beneficio de éste a la mayor cantidad de habitantes posible. El proyecto moderno entiende la vivienda en altura como un elemento de retribución urbana, ya que permitiría liberar suelo para dar solución y cabida a otros programas acordes con el contexto. Los casos estudiados se sitúan en barrios con atributos urbanos que deberían ser aprovechados por la mayor cantidad de habitantes posibles. El epíteto de gigante puede estar asociado a los hitos en la ciudad, que contrastan con lo existente, pero como una propuesta urbana. También se puede ser egoísta -muchas viviendas de los barrios estudiados lo son- aíslandose completamente del exterior mediante fachadas poco permeables. Sin embargo, la asociación de estas dos características tiene como resultado una manera de construir la ciudad distinta a la existente, ya que tiene un gran impacto en barrios de pequeña escala pero, a su vez, promueve otras formas de habitar. Esto no necesariamente tiene que interpretarse como algo negativo, pero si se promueve la vida en el espacio público y la condición peatonal en barrios con atributos que lo permiten, la forma en que se construyen estos edificios puede ser comprendida desde la condición de un gigante egoísta. Los cambios en el enfoque de la planificación nos acercan a comprenderla como un componente de desarrollo económico, en que los proyectos son el resultado de una operación de mercado sobre un suelo determinado, buscando maximizar las plusvalías y sin un enfoque que considere el contexto local. En ese sentido, se han reorientado los instrumentos de planificación, estimulando el desarrollo y la competitividad del territorio por sobre una imagen urbana deseada para sus habitantes. Hoy, el límite público-privado se aborda de manera separada, la ciudad pública y la ciudad privada. Faltan incentivos y regulaciones que obliguen a pensar la ciudad en su conjunto, que consideren la relación directa con la calle, con el vecino y con la esquina del frente, ya que su forma no es indiferente al contexto público, al barrio y la ciudad. Tampoco lo es para el habitante de la ciudad o vecino del barrio que hace de este lugar parte de su vida cotidiana, integrando su paisaje urbano y sus dinámicas de funcionamiento a su día a día. En un contexto en que la dinámica de la verticalización y la densificación es ineludible, justamente porque la calidad de los barrios en áreas centrales ameritaquemayor cantidadde gentepueda gozar de los beneficios que estos
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