Diseño urbano y sus aproximaciones desde la forma, el espacio y el lugar. Serie II

113 Parte 2. La relevancia del lugar significador de experiencias urbanas Un examen de las representaciones cartográficas de Santiago elaboradas durante el siglo XVII dejan en claro la rigurosa ortogonalidad del trazado, incluyendo el área norte del río Mapocho, tal como lo había ejemplificado el padre Alonso de Ovalle, en 1646. Los testimonios discursivos que refieren la época, no obstante, desmienten esta realidad, confirmando que los extramuros de la ciudad estaban dominados por chácaras al norte del río Mapocho y al sur de La Cañada (actual avenida Libertador Bernardo O’Higgins). Así lo representó, ya en 1600, Tomás Thayer Ojeda, matizando, con ciertas libertades, el legado hipodámico convencional (Figura 26). Figura 26. Representaciones cartográficas del padre Alonso de Ovalle (1646) y Tomás Thayer Ojeda (1600) 1646 Fuente: Archivo Visual 1600 Fuente: Biblioteca Nacional de Chile Fuente: Biblioteca Nacional de Chile En el siglo XVIII adquirieron notoriedad las expediciones científicas inspiradas en la experiencia europea. El propósito era estudiar ámbitos de la botánica, la biología, la geografía y otras áreas del saber. Entre aquellos documentos cartográficos sobresalen: la de Amadeo Frezier (1712), la de Juan Ignacio Molina (1776) y la reproducción de un plano que se atribuye a Manuel de Sobreviela (1793). El plano de Frezier se caracteriza por representar la ciudad de Santiago de una manera homogénea y casi mecánica: no extraña, entonces, que el casco histórico se extienda más allá del río Mapocho. Incorpora en su dibujo, asimismo, la red de acequias que cruzaban las manzanas del centro de la ciudad de oriente a poniente y que se desprendían del río Mapocho. Como se sabe, el riego de los huertos interiores dependía, precisamente, de las acequias (Figura 27).

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